En Huasco se elabora un galardonado aderezo de aceitunas

Obtuvo premio a la innovación en reciente Expo Mundo Rural

Este particular producto -que contiene cebolla morada- puede usarse en picoteos, añadiéndolo al queso crema para saborearlo con galletas saladas. También es una buena opción para ensaladas y sopas.

Fecha de publicación

2024-07-01

Escrito por

Melissa Forno M.

Violeta Villalobos (79) produce aceitunas de la variedad sevillana del valle del Huasco, en la localidad atacameña de El Pino. Su labor la realiza desde mediados de la década de 1980, cuando heredó de su padre, el olivicultor Serafín Villalabos, casi una hectárea de terreno.
"Mi madre las vendía a granel, porque no le alcanzaba para hacer aceite y tampoco tenía la maquinaria necesaria. Generalmente, se las ofrecía a comerciantes de la zona central, quienes las envasaban para distribuirlas a un precio cuatro veces mayor al que nos habían pagado por el producto", cuenta su hijo Pablo Carvajal, ingeniero civil industrial de la Universidad de Atacama, quien dejó su trabajo en la industria minera para apoyar la tradición familiar.
"Tuve una tienda de productos de gourmet en Copiapó y me di cuenta que muchos de nuestros clientes eran muy conscientes de lo que adquirían, en términos de preocuparse por su origen y también de sus propiedades saludables. Nosotros revendíamos artículos locales o de otras ciudades de Chile. Tras dos años y medio decidimos cerrar el negocio, porque como familia queríamos desarrollar nuestra marca, que bautizamos como Violive, en honor a mi madre Violeta", agrega.
"El primer producto que lanzamos fue un aderezo con aceitunas deshidratadas -sin cuesco-, picadas y mezcladas con cebolla morada.  "Buscamos que no resultara tan caro producirlo y también suavizar la intensidad del sabor de las aceitunas. Por eso ocupamos ese tipo de cebolla y no la blanca", precisa. El producto ganó el primer lugar del Premio a la Innovación Indap-FIA en la última versión de la Expo Mundo Rural realizada en Santiago.
"La idea es utilizar el aderezo en picoteos, añadiéndolo al queso crema para saborearlo con galletas saladas, en ensaladas e incluso en sopas, tal como las personas le agregan pimienta, ají u orégano. A la vez, se puede usar como ingrediente cuando se sofríe el arroz, se elabora la masa de pizza o de pan", aconseja.
La empresa cuenta también con otras variedades de aderezos de aceitunas que, al igual que el primer producto, se comercializan en frascos de vidrios sellados al vacío, que contienen entre 60 y 70 gramos. Ya tienen a la venta Onix -que contiene solo el fruto del olivo-, Candela -al cual le añadieron cebolla morada y ají cacho de cabra- y Eclipse, elaborado con semilla de maravilla tostada y el fruto del olivo.
"Como los producimos con aceitunas que están deshidratadas, no necesitan salmuera, tampoco aditivos o preservantes y contamos con la certificación que permite conservar los frascos por un año mínimo, en un lugar sin humedad y alejado del sol", añade Pablo Carvajal.
En 2018, la marca comenzó a tener presencia de manera formal a través de su sitio web, en ferias, en la tienda Mundo Rural del Centro Cultural La Moneda y en locales gourmet de diversos puntos del país. Junto con eso, presentaron su propuesta a diversas instituciones -como Indap-, que los ayudó a tecnificar la producción y el terreno; a ProChile, que les posibilitó obtener el sello Marca Chile y a Sercotec, institución que les brindó asesoría y capital para elaborar etiquetas y comprar los recipientes.
Pablo Carvajal dice que le pusieron Violive a la marca en honor a su madre, Violeta.

Pablo Carvajal dice que le pusieron Violive a la marca en honor a su madre, Violeta.

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