Almendras y nueces le dan vigor a Daniel Canto
Hace cinco año levantó un negocio familiar enfocado en frutos secos
En su fábrica y punto de venta también da espacio a productos de otros pequeños empresarios de la zona.
Fecha de publicación
2016-04-25
Escrito por
Makarena Zapata R.
Sureño de nacimiento, pero ligado al trabajo de la tierra por amor y elección. Así se puede describir la historia de Daniel Canto, un emprendedor que se fue del sector de San Carlos, en la Región del Bíobío, para establecerse junto a su señora e hijos en una parcela de 20 hectáreas de la comuna de San Esteban, provincia de Los Andes. Allí, ambos construyeron su casa y ambientaron un pequeño sector para plantar nogales y almendros, cuyos frutos vendían entre comerciantes de la zona.
"Nuestra primera cosecha se vendió entera pero ya con la segunda tuvimos algunos problemas. Nos querían pasar gato por liebre y en vez estar preocupado con ese problema preferí yo mismo vender mis nueces entre amigos y conocidos. Así estuve por unos meses hasta que el dueño de un negocio de la zona me sugirió que envasara las nueces en bolsitas pequeñas para luego él poder venderlas a sus respectivos clientes".
Ese fue el puntapié inicial de Canto del Carrizo (http://www.cantodelcarrizo.com) microempresa dedicada a la producción, envasado y comercialización de frutos secos junto a distintos productos deshidratados como tomates y charqui. Si bien la gran mayoría de esta amplia oferta la produce él mismo, también les da una mano a otros agricultores del sector que no encuentran manera de vender sus frutos secos. "Entre todos los campesinos de por aquí hemos formado una especie de alianza estratégica porque sabemos de primera mano cuán difícil es llevar los productos del campo a la ciudad. Entonces, si me falta algo, se la cambio a otro agricultor y así nos la llevamos".
-¿Y cómo se han dado a conocer entre sus respectivos clientes?
-Gran parte de nuestros avances en estos cinco años de trayectoria han sido gracias al apoyo incondicional de Indap porque si bien teníamos un pequeño capital de inicio sumado al de la venta de las nueces, fue esa institución la que nos brindó el apoyo suficiente para poder crecer en serio. Sacamos la resolución sanitaria y a puro esfuerzo, ahorro y dedicación logramos inaugurar una fábrica de 150 metros cuadrados dedicada a la producción orgánica y envasado de todos estos frutos secos y encurtidos.
El stock de este microempresario también considera productos deshidratados