Un negocio en Franklin que mueve a las masas

Empanaditas, sopaipillas y pizzetas, entre otras

En Masas San Vicente cuentan con un amplio stock de productos que necesitan solo unos minutos en el horno o en el aceite hirviendo para convertirse en tentadoras delicias.  

Ciro Colombara C. 

El objetivo es claro: Facilitarles la vida a las personas, con una amplia gama de productos que necesitan solo unos minutos en el horno o en el aceite hirviendo para convertirse en tentadoras delicias. Bajo esa premisa nació Masas San Vicente, (http://www.masassanvicente.cl) negocio ubicado en el tradicional barrio Franklin y que incluye dentro de su apetitoso stock empanaditas de cóctel rellenas de ají de gallina o de mariscos, pizzetas pepperoni, sopaipillas y chaparritas vienesa queso.
"Nosotros partimos hace algo más de cinco años y somos herederos de una especie de tradición familiar en este rubro. Mi madre nos transfirió las recetas y algunos otros secretos para poder funcionar de buena manera y los resultados han sido positivos", cuenta su dueño, José Miguel Gavila.
-En esta zona hay varios negocios enfocados en las masas. ¿Qué cosas dirían que los distinguen y diferencian?
-Son varias cosas. Proveedores de primer nivel, amplia oferta de productos y un sello en cuanto a sabor y calidad. Si bien la demanda nos obliga a trabajar grandes volúmenes mantenemos un toque artesanal que los consumidores valoran mucho. Otro punto importante son los precios, diría que los más económicos del barrio. De hecho, no los hemos subido hace más de dos años".
Dentro de sus variedades con mayor demanda, Gavila destaca su línea de productos de cóctel, "donde ofrecemos 12 o 13 sabores diferentes, empanaditas para freír y masas solas para que la gente las prepare en sus casas o negocios. Me refiero, por ejemplo, a prepizzas y a sopaipillas".
-¿Con los años han ido incorporando nuevos productos?
-Hay cosas que se han incorporado. Hace unos cinco o seis años empezaron a aparecer en la calle los arrollados primavera. Cuando partimos con el negocio los incorporamos, primero comprándolos a un distribuidor y luego elaborándolos nosotros mismos. Algo similar pasó con las chaparritas y con otros productos como las empanaditas chinas, hechas con una masa triangular pequeña y delgadita, con cosas como pollo mandarín y pollo mongoliano.
-¿Y cuál es el perfil de sus clientes?
-Se trata tanto de consumidores finales como de comerciantes que vienen a abastecerse de masas para sus negocios y carritos. Se trata de un rubro bien conveniente para ellos ya que las ganancias que pueden obtener son bien grandes.
-¿El verano hay una baja en las ventas, tal vez por el calor o por las vacaciones de la gente?
-No, es una buena época porque hay hartos clientes de la costa y del sur a quienes les despachamos porque reciben muchos veraneantes que disfrutan una rica empanada para el almuerzo o cuando vuelven de la playa. En ese sentido, la demanda que tenemos es bien pareja. Ahora se viene la Semana Santa y productos como las empanadas de mariscos son muy apetecidos.

El negocio cubre también la demanda de pedidos desde provincia.

"Mantenemos un toque artesanal que los consumidores valoran mucho".