El éxito llegó gracias a dulces recetas alemanas

Pastelería Roggendorf se luce con productos como streuser y bienestich

La chocolatería fina es otro elemento que distingue al negocio, productos que piensan a futuro exportar a China.  

Makarena Zapata R. 

El negocio que hoy lidera Claudio Fariña partió hace 61 años de la mano de su suegro, un pastelero alemán llamado Hugo Roggendorf, que se vino a Chile a probar suerte tras el término de la Segunda Guerra Mundial. Aquí encontró trabajo en el Café Astoria (ciudad de Concepción) y se mantuvo durante dos años para luego renunciar y fundar su propio negocio de pasteles germanos.
Esos fueron los primeros pasos de Pastelería Roggendorf (http://www.roggendorf.cl) que en la medida que pasaron los años y creció la demanda empezó a hornear pasteles clásicos de nuestro país como empolvados y chilenitos. A ellos se sumaron más adelante todo tipo de chocolates y bombones, un rubro con el que Hugo Roggendorf se entusiasmó cuando hizo un viaje a la ciudad de Bariloche. Lo anterior se afianzó aún más cuando su hija mayor se vino a Santiago para abrir el primer salón de té y sucursal de la pastelería.
"Nos costó años posicionarnos debidamente en el mercado de la repostería y chocolatería pero hoy, gracias a todo el esfuerzo invertido, finalmente podemos decir que somos un referente. Ejemplo de ello son nuestros dulces típicos como el strudel y streuser de manzana además del bienestich, que es una masa de levadura cubierta por una delgada capa de almendras y miel que va rellena con crema de vainilla".
-¿Qué planes tienen a corto plazo para el negocio?
-Ahora estamos enfocados en lograr que nuestros procesos productivos sean más saludables para sumarnos a esta tendencia de los clientes por comprar cosas dulces pero sin tantas calorías. Otro de los planes que estamos prontos a poner en marcha es la exportación de nuestra chocolatería a China.

La hija mayor de Hugo Roggendorf abrió en Santiago el primer salón de té y sucursal de la pastelería.