El fuerte de este kiosco son la venta por menudeo y la música tipo blues
Ubicado a pasos del Liceo 7 de niñas y de la entrada al Metro Pedro de Valdivia
Hace 15 años, la venta de revistas y diarios era potente. Luego tuvo un boom con la venta de carteles y posters. Hoy el negocio se sustenta en el picoteo de productos.
Fecha de publicación
2024-02-19
Escrito por
Alejandro Pardo
Un kiosco clásico se halla en la esquina de las calles Avenida Providencia y Monseñor Sótero Sanz, en la comuna de Providencia. Se ubica a pasos de la entrada del Liceo 7 de niñas y a cinco metros del ingreso a la Estación Pedro de Valdivia del Metro de Santiago. Es notable, pues lejos de quedarse en el espacio de un cubículo típico aprovechado por los kiosqueros, éste se abre como un abanico, como un gran biombo desplegado. Y más notable aún es porque en este kiosco se ubican los amplificadores de audio -recargables, porque la municipalidad le prohíbe pasar corriente al kiosco- que usan diversos músicos para pequeñas tocatas de blues en la calle, organizadas por el dueño del kiosco, Luis Campos, quien toca la armónica en bandas de esta clase de música.
¿Cuál es la historia del kiosco?
"Es de 1980. Comencé este kiosco por el lado del frente de la calle y al año siguiente lo cambié a este lado. Es un negocio que me ha dado para toda la familia, mi esposa y mis tres hijos. Con este kiosco los he podido educar. Yo soy lastarrino (del Liceo José Victorino Lastarria, ubicado en la misma comuna), mis dos hijos también, y mi hija es del Liceo 7. Los tres son profesionales, gracias a dios. Y todo pagado con este negocito".
¿Cuáles son los productos que más rotan acá?
"Antes eran los diarios y revistas, pero hace 15 o 20 años terminó ese rubro. Eso se lo llevó internet. He debido irme adecuando".
¿Cómo?
"Me pasé para el lado de decoración, y vendo cuadros, letreros, todo lo que tiene que ver con decoración de casas, quinchos, eso".
¿Y en confitería?
"Lo que sale más son los frutos secos, los cholitos, las pastillas, los chicles, los super ocho, las cariocas, las galletas. Todo lo que más rota lo tengo ahí a la mano. Porque si yo tuviera esos productos dentro del kiosco, no vendería ni se vería. La gente pasaría de largo. Pero no hay nada que sea un fuerte en las ventas, todo es un picoteo".
¿Y clientas del Liceo 7?
"La salida de las niñas ni se nota en ventas, pero hay un peak cuando se hacen las reuniones de apoderados y las entregas de diplomas los fines de año. En esos peaks llevan harta pastilla, harta bebida también".
¿Y en esta época?
"Ahora en verano tengo el agua y las bebidas en una fuente con hielo, para que la gente las vea, todo entra por la vista. Yo siempre estoy preparado, trato de tener todo lo que se vende más. Y con ojo para que una venta mayor no me pille por sorpresa".
¿Y cómo le va con los carteles?
"En estos tiempos en que está mala la economía, los clientes se van más bien por el picoteo de los productos. Cuando aparecieron los carteles bonitos, estuve vendiendo varios al día, ahora ya no es así".
Aquí no sólo se oye música, sino que vienen músicos.
"Vienen a tocar aquí al lado del kiosco. A veces viene Johnny Blues, que es uno de los bluseros más importantes de Santiago: él es no vidente y toca la armónica, la guitarra y canta, es un blusero completo. Aquí vienen bluseros de muy buena calidad. Hay gente que toca teclados, bajo, de todo. Hay sábados en que han venido los mejores, como Sebastián Arriagada en la guitarra, que está un peldaño más arriba que todos. Armonicistas como Víctor Lastra. Gente con la que nos conocemos y queremos, porque nos gusta lo mismo".
Tengo el agua y las bebidas en una fuente con hielo, para que la gente las vea, Luis Campos.