"La mayoría de mis clientes son veganos y vegetarianos"

Karina Muñoz, dueña de la verdulería Frutillitas:

Ubicada en la Comunidad Ecológica de Peñalolén, cuenta con un surtido más amplio que otros negocios del rubro. "Hay productos como berro, kale y berenjena que tienen mucha demanda".  

Los primeros pasos de Karina Muñoz como comerciante de frutas y verduras los dio afuera de su casa, en Avenida Grecia con Las Perdices, donde se instalaba a vender melones y sandías. Luego de un tiempo cambió de ubicación, eligiendo el ingreso a la Comunidad Ecológica de Peñalolén. "Ahí trabajaba con una amiga. Después me asocié con una persona que tiene un pequeño campo adentro de la comunidad y que producía algunas verduras orgánicas, porque él no tenía tiempo para venderlas. Al ir creciendo todo, me instalé en un pequeño sitio que tenía en su propiedad, para vender de forma más organizada esos productos y otros que yo traía. Así estuvimos hasta que llegó la pandemia porque me enfermé de Covid los primeros meses y tuve que dejar de trabajar. Cuando volví, el señor me dijo que él se iba a quedar a cargo de todo junto con su hijo".
-¿Qué solución pensó para seguir en el rubro?
-Como la gente no podía salir mucho, y tampoco quería hacerlo, empecé a hacer entregas a domicilio de frutas y verduras, hasta que me dieron el dato de un local que estaba desocupado adentro de la Comunidad Ecológica, específicamente en el Paseo del Sol. Así nació formalmente la verdulería Frutillitas, en donde trabajo junto a mi cuñada, ella es como mi mano derecha.
Por su ubicación, la mayoría de los clientes son los vecinos de dicha comunidad, junto con algunos restaurantes ubicados en ese sector y un colegio. "Un servicio que les resulta atractivo es el despacho a domicilio ya que, por la cercanía, no les cobramos un monto extra. A la vez, es una tarea fácil para nosotros porque no tenemos que recorrer grandes distancias", explica Karina Muñoz.
-¿Dónde se abastece?
-La gran mayoría de frutas y verduras las compro en Lo Valledor. Eso sí, hay algunos alimentos que provienen de pequeños campos que hay acá adentro, como zanahorias, acelgas, cilantro, betarraga, porotos verdes y tomates en el verano. Un elemento que nos distingue es tener un stock más variado que otras verdulerías, en gran parte porque la mayoría de nuestra clientela son veganos y vegetarianos. Entonces, productos que tal vez en otros lados no se venden mucho, como berenjenas, kale y berro, acá tienen alta demanda. A la vez, me preocupo de tener algunas frutas orgánicas, como manzanas.
Muñoz dice que, otra cosa que ha notado es que su ticket de compra es mayor que el de otros negocios del rubro. "Eso también se debe al tipo de clientes ya que, como son vegetarianos, me pueden comprar de una vez dos kilos de zanahorias porque las usan tanto para comer como para hacer jugos".
Hace un tiempo, esta comerciante sumó al local algunas categorías típicas de un minimarket, como abarrotes, pan, bebidas y también frutos secos. "En el caso del pan, tengo específicamente baguette y ciabatta que son hechos a base de masa madre, acá la gente no quiere hallullas ni marraquetas. Otras cosas de gran demanda son el queso de cabra y el queso parmesano, no rallado sino en pieza. Por otra parte, tengo productos de aseo como papel higiénico, lavalozas y detergentes. He optado por traer solamente formatos pequeños porque en general los compran para salir del paso".
-¿Qué importancia tienen las redes sociales y otras herramientas digitales para su negocio?
-Harta importancia durante este último tiempo. En pandemia armé una base de más de 300 clientes en WhatsApp a quienes les hacía entregas. Actualmente hay más de 100 de ellos activos, a quienes les mando semanalmente la lista de precios. El Instagram (@verduleriafrutillitas) también ha sido una herramienta bien útil.
 

El queso de cabra se ha convertido en uno de los productos favoritos de su clientela.

Karina Muñoz cuenta que partió vendiendo melones y sandías afuera de su casa.