Las carnes le dieron a este negocio la energía necesaria para seguir adelante

En un principio, San Germán se enfocaba en la venta de abarrotes

La decisión de sumar un nuevo rubro la tomaron Germán Reyes y su señora hace ocho años para hacer frente a la llegada de una sucursal del supermercado ACuenta.  

La historia de este negocio, que partió hace 17 años en la comuna de Quinta Normal, se divide en dos etapas y su punto de inflexión es la llegada de una sucursal de ACuenta en las cercanías. "Pasó hace ocho años y nos afectó mucho, sobre todo en una primera etapa. A la vez, fue algo que tomamos como un desafío y que de cierto modo nos llevó a reinventarnos", cuenta su dueño, Germán Reyes.
-¿Cuál fue la estrategia?
-Hasta ese momento, San Gabriel era un local que ofrecía solamente abarrotes. Se nos ocurrió la idea de incorporar el rubro carnes y empezamos a traer novillo categoría B de origen nacional, como una forma de marcar la diferencia con ese supermercado que vendía solamente carne al vacío. Si bien su precio era más económico, tratamos que la gente entendiera que eran productos de una categoría menor de los que comenzamos a ofrecer y que, además, con nosotros podían estar seguros del corte que llevaban. Y esto lo digo porque hay lugares donde uno compra carne al vacío y no sabe efectivamente lo que está llevando. Por ejemplo, no es raro que vendan huachalomo como si fuera lomo.
Reyes dice que el nuevo rubro resultó atractivo ya que en muchos casos gatillaba compras de otras categorías de productos. "Fue de gran ayuda para salir adelante y si bien luego vino el estallido social y la pandemia, esta última situación provocó un aumento en las ventas porque muchas personas se volcaron a pequeños comercios como el nuestro para evitar las aglomeraciones en los supermercados y las largas colas. Como sabemos que no hay que descuidarse y siempre hay que estar preocupado de atraer a la clientela. Hace poco cambiamos algunas vitrinas y repisas, algo que hace que se vea mucho más bonito".
-Al tener un negocio que incluye varios rubros, ¿se le hizo muy complicado encontrar buenos proveedores?
-En el caso de las carnes, sí. Partí comprando en las ferias de animales, principalmente en Melipilla, y llevándolos a faenar a un matadero en La Pintana, donde tuve malas experiencias ya que sufrí el robo de unos animales y me enteré que unas personas del matadero eran las responsables y los estaban vendiendo por su cuenta. Ahora le compro a alguien que me entrega el animal faenado y es mucho más confiable. Otra dificultad que he tenido es encontrar trabajadores para el negocio.
-¿Poca gente interesada?
-Hay interés, pero no se adaptan. Yo he contratado a algunas personas jóvenes y al poco tiempo se empiezan a quejar de los horarios o me dicen que no les gusta que los mande a hacer cosas. Da la impresión que los jóvenes tienen otra mentalidad. A la vez, encontrar gente con experiencia es carnicería es difícil y no es raro que te dejen botado, algo muy similar a lo que sufren las panaderías con los maestros panaderos.
Todo lo anterior ha reforzado el carácter de microempresa familiar de la carnicería y minimarket San Germán. "Acá trabajo junto a mi señora y cuento con el apoyo de mis hijos. El mayor está en la universidad y cuando tiene tiempo libre viene al local. El otro está en el colegio y a veces con mi señora le pedimos un poco de ayuda, por ejemplo para que vea la caja".
-¿Qué proyectos tiene para San Germán?
-Mi sueño es comprar un terreno para levantar un negocio grande o tal vez construir dos chicos. Veo difícil que se haga realidad pronto porque, por la situación económica, es complicado obtener un crédito como el que necesitamos. Una vez que se concrete este proyecto, la idea sería trabajarlos por un tiempo y luego arrendarlos para vivir así de esos ingresos.
 

Germán Reyes optó por darle a su negocio una oferta variada y competitiva.