"Vamos a tentar con nuestros pasteles a quienes usan las redes sociales"

Daniel Superby, dueño de Lo Almendro:

Este comerciante cuenta que llegó al rubro por casualidad, luego que un profesor de la carrera que estudiaba le preguntara si quería administrar su pastelería.  

Un profesor de la carrera de tecnología en alimentos fue el gran responsable de que Daniel Superby se dedicara al rubro panadero y pastelero. "Yo había terminado de hacer mi práctica y este profesor, que tenía dos pastelerías pequeñas, me preguntó si estaba interesado en administrar uno de sus locales. Como estaba sin trabajo, le dije que sí y estuve cerca de un año y medio haciendo esa tarea, que me permitió aprender muchas cosas sobre el negocio. Un día, mientras conversábamos, me dijo si quería comprar la pastelería. Esto lo conversé con mis padres, porque era una oportunidad para la familia, y decidimos tirarnos a la piscina. Ellos hipotecaron la casa y así la pudimos comprar".
-Al principio, ¿cómo se repartieron el trabajo?
-Si bien el negocio tenía trabajadores, de todas maneras con mi madre nos turnábamos para atender y para hacer también todo lo que se necesitara en el momento. Mi padre se mantuvo en su trabajo de contador y nos apoyaba viendo todo lo relacionado con los números. La panadería y pastelería Lo Almendro partió en noviembre de 2001 en un local ubicado en José Domingo Cañas 1496 (Ñuñoa) y en el año 2014 decidimos abrir una sucursal, que queda en Avenida Grecia 1910.
Este comerciante explica que la casa matriz es pequeña y tiene problemas con la potencia eléctrica. "Como necesitábamos crecer, analizamos si era mejor invertir para hacer esos arreglos o abrir otro local y ganó la segunda idea. Se trata de un negocio de mayor tamaño, donde fabricamos los panes y empanadas. El de José Domingo Cañas, en tanto, es donde elaboramos los pasteles".
-¿Y cuál es el sello de sus productos?
-En el caso de los panes, nuestro fuerte es un producto llamado tortillita. En el caso de los pasteles, diría que nos caracterizamos por ofrecer variedades para todos los bolsillos. Nuestra variedad va desde algunas cosas muy tradicionales -como chilenitos y alfajores- hasta recetas más elaboradas como pasteles de trufa-manjar, o ganache crema maracuyá. Se trata de productos muy bien recibidos tanto por los vecinos del sector como por la gente que trabaja por acá. Es que cerca de los dos negocios hay varias empresas.
-A propósito de lo anterior, ¿se ha notado un cambio en la demanda desde que bajaron las restricciones sanitarias y más gente volvió a trabajar de manera presencial?
-Cuando partió la pandemia tuvimos una baja y pasaron bastantes meses antes que empezáramos a volver, poco a poco, a los números que teníamos antes. Lo que sucede es que, luego de esa recuperación, desde septiembre del año pasado las ventas volvieron a bajar. De hecho, enero y febrero fueron los peores meses en la historia de la empresa, y recién a mediados de marzo los números han empezado a subir.
Ese panorama explica por qué Daniel Superby no tiene proyectos en carpeta para este año. "Siento que estoy pisando huevos y que la situación tan inestable no da para planificar inversiones. Creo que hay que ser precavido y controlar al detalle los gastos, como también ver estrategias que nos ayuden a captar nuevos clientes. El próximo mes me gustaría hacer una campaña en redes sociales para promocionarnos. Vamos a tratar de tentar a las personas con nuestros productos, sobre todo los pasteles. Tal vez incorporemos despachos en algunos sectores cercanos o nos sumemos a plataformas tipo Pedidos Ya para gestionar el delivery".
 

"El próximo mes queremos hacer la campaña para promocionarnos en redes sociales", dice Superby.

Las tortillitas son el sello de este negocio que partió el año 2001.