Este almacén se ha ganado el cariño de los vecinos
La relación del dueño de La Cabaña con sus clientes va más allá de lo comercial
Hace 18 años, siendo muy joven y sin tener ninguna experiencia en el mundo del comercio, Álvaro Campos decidió tirarse a la piscina y partir con este negocio.
Fecha de publicación
2021-04-12
Escrito por
Ciro Colombara C.
Álvaro Campos estaba a punto de cumplir 23 años cuando comenzó con el almacén La Cabaña. Sin experiencia en el rubro del comercio y tampoco mucho dinero para invertir en el local ubicado de la comuna de Providencia (calle Obispo Salas 0251), se lanzó confiando más bien en sus ganas de sacar adelante este proyecto. "En ese entonces mi idea era instalarme con un estudio fotográfico pero un día, como de casualidad, me ofrecieron comprar un almacén que estaba en muy mal estado en cuanto a su infraestructura y tenía poca mercadería. ¿Por qué decidí arriesgarme? Con una noción básica de negocios pensé que, por su ubicación, tenía mucho potencial. Este es un barrio con una gran cantidad de edificios, donde además hay harto público flotante, oficinas y colegios".
-¿Y la apuesta dio resultados de inmediato?
-No (ríe). Durante casi un año, el dinero que entraba alcanzaba justo para volver a comprar mercadería. Trabajaba de lunes a lunes desde las siete de la mañana a las once y media de la noche y no se veían resultados. Y qué decir de las compras, me traía todas las cajas desde la Vega Central en micro porque no podía pagar taxi. Recuerdo claramente el día en que después de sacar las cuentas me quedaron $30.000 de ganancias. Ese dinero era poco pero me dio las fuerzas para seguir adelante y pensar que estaba pasando a otra etapa.
Álvaro Campos comenta que la historia del almacén La Cabaña se extiende por 18 años, "y si bien durante todo este tiempo hemos tenido altos y bajos, son más las cosas positivas que han pasado. Efectivamente hemos ido superando etapas".
-¿Qué elementos distinguen hoy al negocio?
-La buena atención y el estar constantemente incorporando cosas nuevas. Al partir cada año, de inmediato pienso qué traer al negocio. Ahora, por ejemplo, vamos a empezar a ofrecer café de grano, dejando de lado la máquina que teníamos de café soluble e incorporando otra de una reconocida marca, Musetti. En general, cuando nos lanzamos con algo nuevo se lo damos a probar a los vecinos, regalamos el producto para que lo conozcan.
Campos dice que otro elemento que los caracteriza es que relacionan con los vecinos del sector más allá de lo netamente comercial. "En este barrio se hace mucha comunidad y se organizan hartas actividades, por ejemplo a través de la Junta de Vecinos. Nosotros solemos participar, aportando a veces con algunos productos para cajas de mercadería que se entregan a personas que están sin trabajo por la pandemia, y otras veces regalando helados a los niños que llegan a actividades que se hacen en una plaza cercana".
-¿Y cómo los pilla esta nueva cuarentena?
-Bien preparados porque ya sabemos qué hacer. Con la cuarentena del año pasado fue distinto porque tuvimos que pensar en estrategias para salir a buscar a los clientes. Hoy tenemos un listado de unos 350 vecinos a quienes contactamos un par de veces a la semana contándoles sobre los productos que tenemos y las novedades que han llegado para ver si les despachamos. Todos los viernes, además, traemos pescado y lo vendemos al costo, no marginamos nada. ¿Por qué lo hacemos? Porque ese día era un poco flojo en ventas y quisimos tirarlo para arriba. Lo único que pedimos a quienes quieran el pescado es hacer una compra por un monto mínimo de $5.000 en el almacén.
"Cada año incorporamos alguna novedad al almacén", explica Álvaro Campos.
En La Cabaña ponen mucho cuidado en la elección de sus productos y proveedores.