Esta pastelería tira pinta en La Cisterna
Junto a la calidad de sus productos, Amasol destaca por su cuidada decoración
Su dueño se ha encargado de darle una identidad al negocio, elemento vital para mantenerse por casi 40 años.
Fecha de publicación
2016-11-07
Escrito por
Ciro Colombara C.
Hace casi 40 años, un préstamo le permitió a Matías Acuña Pizarro arrendar un pequeño negocio en la comuna de La Cisterna y adquirir el equipamiento básico para poner en marcha una pastelería que bautizó como Amasol. Desde ese entonces a la fecha, no solo ha acumulado una gran cantidad de anécdotas y una serie de artículos antiguos -como molinillos de café- que decoran el local sino sobre todo una gran experiencia en el rubro. "Diría que hemos sido bien innovadores. Creo que fuimos uno de los pioneros en ofrecer un producto como el pie de limón, que casi nadie conocía. De hecho, había gente que lo compraba y al rato volvía al local para devolverlo diciendo que estaba malo porque su sabor era muy ácido".
Este emprendedor agrega que el negocio (http://www.amasol.cl) fue su primera experiencia en el rubro del comercio. "Tuve que prepararme para poder mantenerlo en el tiempo. Compraba libros y buscaba recetas por aquí y por allá, veía sus ingredientes y así seleccionaba los productos a elaborar. Todo era bien arduo, no como ahora que en unos segundos uno puede acceder a todo tipo de recetas en internet".
-¿Cuáles son los grandes sellos que distinguen a la pastelería?
-Son varias cosas que, juntas, hacen una gran diferencia. Sin duda la calidad en las materias primas es una de ellas, al igual que ofrecer un amplio surtido de productos, moverme con las estaciones adaptando la oferta de pasteles y la distribución del local, que tiene a la vista el área de producción. Esto último la gente lo ve como señal de transparencia pero también ayuda a que se tienten".
-¿Y han cambiado mucho los gustos de la gente en esta décadas?
-Este es un rubro vivo, donde hay algunos productos que se vuelven grandes protagonistas y que después de un tiempo decaen. Antiguamente, pasteles como los colegiales, berlines y mantecados eran un boom pero ahora no tanto. Otra cosa que pasó en estas décadas es que en la medida que fue aumentando el poder adquisitivo, las personas se pusieron más exigentes. Fuimos forzados, por decirlo de alguna manera, a ofrecer una mayor variedad de cosas, algo muy positivo para el negocio.
Como una manera de diferenciarse de la competencia, Matías Acuña cuenta que tomaron la decisión de darle un sello especial a cada uno de sus productos. "Hoy, la mayoría de los negocios compran las mismas premezclas para queques y pasteles y eso estandariza la oferta. Si bien nosotros trabajamos con esas premezclas, modificamos un poco la receta o agregamos otros ingredientes para que los productos tengan una identidad. Es algo que ha dado resultados porque llegan clientes contándonos que prefieren nuestros queques o pasteles porque su sabor es distinto al de otros productos similares que han comprado en otros negocios".
"Las personas buscan productos que tengan un sello especial", Matías Acuña.
Las personas buscan productos que tengan un sello especial. Matías Acuña
Así luce parte de la oferta veraniega de Amasol.