Con dos fábricas abastece de pan envasado a 1.000 clientes
La Panificadora Marcelo funciona en San Joaquín
Marcelo Ruiz comenzó barriendo en una panadería y ahora tiene 30 camiones como flota de reparto para distribuir pan especial.
Fecha de publicación
2016-02-15
Escrito por
Pierina Cavalli
La semana de Marcelo Ruiz comienza el domingo a las 9 de la noche y termina el sábado a las 8 de la tarde. Cada día trabaja entre 14 y 18 horas diarias para que el pan este listo día a día a las 6 de la mañana.
"El rubro de la panadería es muy complicado. Uno trabaja día y noche, se deja de lado a la familia, y la gente no quiere trabajar por los horarios. Pero gracias a la panadería tengo todo lo que tengo".
A los 13 años, Marcelo Ruiz llegó solo del sur a Santiago. "Antes uno era maduro desde chico. Vengo de una familia de campo pobre y como me gustaba trabajar, me vine a Santiago", cuenta.
Por sus propios medios entró como aseador a una panadería que lo acogió y allí aprendió a barrer, a hacer pan, a hacer pasteles, hasta que llegó a ser maestro de la panadería. "Partí desde lo más bajo hasta arriba", afirma.
Diez años pasó en la panadería, hasta que arrendó un localcito comercial en la esquina de San Nicolás con Juan Griego: "Ahí empecé de a poco con 25 kilos de pan diario y al año ya estaba haciendo 300 kilos".
Marraquetas y hallullas eran su especialidad hasta que en el año 2010 cambió de producto: pan especial. "La marraqueta y la hallulla hay que sacarla todos los días, en cambio ahora vendemos el pan envasado y podemos tener un día libre a la semana y el margen de ganancia es mejor", explica Marcelo.
Pan de completo, frica, molde y masa de pizza es lo que este empresario envasa y reparte a 1.000 clientes desde una pequeña sala de venta en la fábrica, pero el fuerte está en la calle: una flota de 30 camiones con los cuales abastece a los almacenes. "A pesar de que el rubro es difícil, hay que trabajar, hay que tirar para arriba, la familia lo aguanta para que uno pueda hacer esto", es la recomendación de Marcelo.
Un ejemplo de sacrificio y de éxito es lo que armó Marcelo Ruiz.