"Sacamos a los vecinos de todos sus apuros"

Marina Rivera, dueña del minimarket El Lorito:

La amplia variedad de rubros que trabajan es una de las principales características de este negocio de la comuna de Puente Alto.  

Ciro Colombara C. 

Las incontenibles ganas de hablar del pequeño Eduardo, hijo del matrimonio de Marina Rivera y Óscar Poblete, fueron la inspiración para que esta pareja decidiera bautizar el minimarket que abrieron hace 12 años en Puente Alto como El Lorito. "La verdad es que transmitía todo el día y por eso le pusieron el apodo de lorito, que nos pareció buena idea para el negocio. Ahora ya está grande, va a cumplir 22 años, pero sigue bueno para hablar", dice entre risas Rivera.
Marina agrega que los inicios del negocio fueron complicados, "porque en este sector la gente ya tenía sus locales favoritos y casi no teníamos demanda. Para captar clientela, potenciamos harto la parte confites y marcamos diferencia en los horarios, abriendo por ejemplo a las siete de la mañana, cosa que ningún otro negocio hacía".
-¿Cuál diría que es hoy el sello del minimarket?
-Nosotros sacamos de los apuros a los vecinos del sector. Es que la variedad de productos que tenemos y rubros que trabajamos es grande: abarrotes, verduras, aseo personal, librería y bazar. Cualquier cosa que busque la gente la puede encontrar acá.
Junto a Marina, en El Lorito trabajan su marido Óscar, su hijo Eduardo y un par de primos. "El resto de las trabajadores, porque en total somos nueve, no son de la familia. ¿Cómo nos hemos organizado? Cada uno tiene algunas funciones específicas. Mi marido se encarga de la parte abastecimiento y yo llevo los libros, la parte contabilidad. Ahora, de todas maneras aportamos en otras áreas ya que también atendemos. Poco a poco yo he ido delegando cosas hacia mi hijo porque hay otras prioridades, tengo una niñita de seis años y obviamente que necesita harta atención así que durante el día estoy entrando y saliendo del negocio.
-Oiga, ¿y ella también es buena para hablar?
-Sí, anda detrás de mío todo el rato diciéndome "mami...mami...mami". Es igual que su hermano, bien buena para hablar.

Marina junto al "lorito" de la vida real, su hijo Eduardo.