Los dulces del recuerdo son protagonistas

En la confitería Los Peques

La mayoría de las personas que entran a este local rememora pasajes de su infancia.  

Fecha de publicación

2014-09-29

Escrito por


Valentina Espejo D. 


La confitería Los Peques, en calle Compañía 1089, es un verdadero museo de la confitería tradicional chilena.
Todo partió cuando el padre de Sofía Rumpf (66) llegó a Chile desde Austria en el año 1935, -en pleno período entre guerras- en busca de mejores oportunidades laborales.
"Allá no había trabajo, así que primero se vino la hermana de mi papá y llegó a trabajar a la mítica cafetería Hucke en pleno Paseo Ahumada. Le escribió a mi papá que en Chile había empleo y él llegó a trabajar allí. Él era un experto en el tema y yo conocí desde chica todo lo que tenía que ver con confites, conocía los productos, incluso tomaba los pedidos", cuenta.
En 1969 la familia Rumpf Kûmmell adquirió la confitería Los Peques y desde ese año funciona en medio de los tribunales de justicia, la Polla Gol y a pasos de la Plaza de Armas. Sofía, quien estudió Trabajo Social, reconoce que nunca pensó quedarse con el negocio. Vivía en el sur junto a su marido -que trabaja en las fábricas de Nestlé- cuando a su padre le dio un infarto y tuvo que regresar a Santiago para ayudar en el negocio familiar. No fue gran cosa para una mujer que ya conocía el negocio y los productos al pie de la letra.
Actualmente, pese que la confitería le consume gran parte de su tiempo, Sofía afirma que siente un "inmenso cariño al negocio", porque "la gente entra y goza y eso es súper agradable. También debo reconocer que me gusta mucho comer estas cosas, entonces eso influye en que conozco los productos para guiar a la gente según lo que busque".
Su dueña reconoce que el sello de su confitería es la variedad de caramelos, galletas, chocolates y bombones que ofrece al público, entre los que destaca una gama de dulces del recuerdo, verdaderos ejemplares de la confitería chilena tradicional.
Muchos de los clientes entran y sus miradas quedan clavadas en alguna vitrina y es que al ver el envoltorio de un dulce o chocolate antiguo emergen un montón de recuerdos. "Siempre hay algo que les llama la atención y se recuerdan que lo comían cuando niños. Te dicen que se los regalaba el pololo cuando iban al cine o que eso los llevaban al colegio", cuenta.
Entre los más apetecidos para el recuerdo están las pastillas de salón y los pololeo -más conocidos como pololos- ($350 los 100 gramos); el maní garapiñado ($450 los 100 gramos), las almohaditas de anís de la marca Merelo y los gajitos de limón naranja ($390 los 100 gramos). Súmele las cerezas al coñac de Ambrosoli ($980 los 100 gramos), las paletas artesanales ($500 por unidad), un montón de maní ($790 los 100 gramos), los jamoncitos de chocolate ($790 los 100 gramos) y las "guagüitas" ($650 los 100 gramos).
"Algunos que han desaparecido la gente los sigue buscando como por ejemplo, las pastillas violetas, hace como 30 años que no están en el mercado y la gente todavía las busca. También las galletas de la antigua fábrica Bortolaso, otros italianos que llegaron acá a instalarse con fábricas; ellos hacían las galletas de las Junji al principio, cuando eran buenas. Las compró Calaf y dejaron de fabricar muchas galletas que eran exquisitas y la gente hasta el día de hoy las busca", cuenta Sofía.
Si bien el fuerte del negocio son estos dulces del recuerdo, también han tenido una gran cabida los confites chinos y turcos, que según Sofía Rumpf, entraron al mercado chileno con sus característicos juguetes, llamativos diseños y buen precio.
"También viene a comprar gente que quiere darse un gusto, pero que no puede comer dulces, como diabéticos o celiacos. Nosotros tenemos una gama grande de productos para ellos también: chocolates, galletas, caramelos y hasta gomitas", agrega.
Otro punto que atrae a los clientes es el gran surtido de chocolates y bombones a granel disponibles en las vitrinas del local a precios parejos para la mayoría de las variedades.
Lo que distingue a la confitería y explica la fidelidad de su cliente de años, según su dueña, "es que aquí la gente viene y sabe que va a encontrar las cosas más increíbles que no hay en ninguna parte, porque lo que es de fábricas como Nestlé o Ambrosoli, eso lo encuentran en todos lados".
La confitería abre sus puertas de lunes a viernes de 9:30 a 21:00 hrs. y los sábados de 11:30 a 18:00 hrs.


Muchas pastillas de salón.

Muchas pastillas de salón.

No faltan las cerezas al cognac.

No faltan las cerezas al cognac.

Guaguitas y porotitos a granel.

Guaguitas y porotitos a granel.

Los buscados pololeo, a 350 pesos los 100 gramos.

Los buscados pololeo, a 350 pesos los 100 gramos.

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