Este matrimonio es el alma de todas las fiestas

Son dueños de una botillería y una carnicería

En sus negocios, ubicados uno al lado del otro, abastecen a todos aquellos que buscan una buena carnecita para tirar a la parrilla, como también de bebidas y licores para celebrar.  

Ciro Colombara C. 

Cuando llegan las Fiestas Patrias, la Navidad o el Año Nuevo, al igual que un cumpleaños o una graduación, los vecinos de La Granja piensan de inmediato en Angélica Vargas y su marido, Moisés Garcés. Es que esta pareja, o más bien sus negocios, son el alma de cualquier celebración ya que estamos hablando de dos rubros bien fiesteros: una carnicería -San Antonio- y una botillería, llamada Anvar.
"El primer negocio lo abrí yo a fines del 2007. La botillería, en tanto, tiene unos dos años y la patente es de mi señora, ella es la que está a cargo. Ahora, como se trata de locales que están al lado, nos ayudamos mutuamente y no solo en la atención sino también en el manejo administrativo y dándonos ideas", cuenta Garcés.
-Una buena mezcla de negocios.
-Diría que son rubros que se potencian entre sí, un asadito tiene que considerar un buen stock de bebidas o licores, por ejemplo. Las ventas andan en general bastante bien y tienen un alza considerable en fechas especiales y para los feriados irrenunciables, cuando los supermercados están cerrados y mucha gente viene a abastecerse aquí. Como estamos hablando de negocios familiares, no hay problemas en abrir.
Ron, whisky, cervezas y vino son algunos de los productos que tienen mayor demanda en la botillería Anvar. "En este último caso estamos hablando principalmente del formato caja, tanto de medio litro como de un litro. El fuerte de las ventas obviamente está en la tarde noche, después que la gente llega del trabajo y quiere tomarse un traguito para relajarse, olvidarse de las rabias que pasó, de las discusiones con el jefe...(risas). En el fondo, de todo lo malo que pasó en el día", dicen Angélica y su marido.
-¿Cuándo abrieron la botillería, tuvieron que hacer muchos cambios en el local?
-Más bien lo rehicimos. Aquí había dos habitaciones, que tuvimos que echar abajo para armar el local. El caso de la carnicería es parecido ya que se trataba de una sala de estar bien amplia que modificamos para poner las máquinas y también un mesón de atención y estanterías. Debido a los negocios, la casa se ha ido achicando, si queda un puro dormitorio en la parte de atrás. De hecho, por ahí va un proyecto que tenemos en mente y es construir un segundo piso para poder instalarnos nosotros. La idea es no estar arrendando en otro lado sino que compartir los espacios.
En el desarrollo de la botillería, Angélica cuenta que ha sido muy importante su paso por un programa de capacitación organizado por Coca-Cola. "Gracias a este curso, me di cuenta que el local estaba muy cerrado y no tenía buena iluminación, por ejemplo. Por eso que me fui poniendo distintas metas y las cumplí. En la entrada hice una cortina, cambié la estantería completa, moví los coolers y con eso organicé mejor mis productos. También aprendí cómo tratar al público y a separar las cuentas. De hecho, me hice mi propio sueldo".
Moisés Garcés dice sobre este punto que para los comerciantes es vital estar capacitándose. "Si bien fue ella la que hizo este curso, de alguna manera yo también aprendí harto ya que le ayudaba a estudiar y a hacer sus trabajos. Se trata de cosas que hoy pongo en práctica".

Graciela Vargas agradece la capacitación en que participó.

Moisés Garcés dice que abren incluso para los feriados irrenunciables.