Hermanas renunciaron a sus trabajos y se lanzaron a la piscina
Hace cinco meses Carolina y Victoria Medina se hicieron cargo de un minimarket
Fecha de publicación
2013-10-07
Escrito por
Ciro Colombara C.
Como dicen por ahí, Carolina y Victoria Medina se tiraron a la piscina. Sin saber nada de proveedores, márgenes de ganancia o quiebres de stock, decidieron hacer un radical giro en sus vidas y tomar las riendas de un minimarket en la comuna de Ñuñoa. ¿Qué las llevó a zambullirse en el rubro? Hace ya un buen tiempo que estas hermanas le daban vueltas a la idea de ser independientes, "de hecho, hace más de un año la persona que estaba a cargo del local nos propuso hacernos cargo de la parte amasandería, pero finalmente no lo tomamos. Un tiempo después nos dijo si queríamos quedarnos con el negocio. Lo pensamos un poco, renunciamos a nuestros respectivos trabajos y hace cinco meses que estamos aquí. Lo hicimos casi sin nada de capital y cero conocimiento, pero con todas las ganas", cuenta Carolina.
-Me imagino que fue de gran ayuda que el local estuviera armado.
-Así es, porque tomamos un negocio con todo el equipamiento funcionando y hasta con la clientela. De todas maneras, no es algo simple ya que uno tiene que darle su propio sello, ver qué productos dejar y cuáles cambiar, además pensar en cómo conservar a los clientes habituales y captar nuevos.
-¿Y qué tipo de cosas han hecho para lograr esto último?
-Aprovechar el gancho de un producto básico como el pan, buscando un nuevo proveedor para entregar la máxima calidad posible. Nos contactamos con Las Rías, que es una panadería muy reconocida por la calidad de su pan y empanadas, y ahora nos abastecemos con ellos. Eso nos ha dado buenos resultados. De hecho, mucha gente llega preguntando si vendemos empanadas de Las Rías, porque saben que son muy ricas.
Victoria Medina agrega que otro de los puntos fuertes está en las frutas y verduras frescas y de gran nivel que venden. "El público valora mucho eso, los atrae al local. Si incluso los días sábados se pone una feria cerca de aquí e igual vienen a comprarnos a nosotras. En el fondo, tenemos claro que como comerciantes hay que adaptar el stock al tipo de personas que viven o transitan por en el sector.
-¿El nombre del minimarket lo heredaron del antiguo dueño o se lo pusieron ustedes?
-Lo pusimos nosotras. Se llama Cerro Alegre porque tenemos un vínculo con Valparaíso. De hecho yo (cuenta Carolina) nací allá. La verdad es que ese ha sido uno de los pocos cambios bruscos que hemos hecho. Queremos ir haciendo las cosas gradualmente para que la gente no sienta que hay otra mano. Hasta el momento mantenemos su decoración y estructura, además que se quedó con nosotras un empleado que lleva como diez años en el local. Es de gran ayuda ya que conoce a todos los clientes y sus gustos.
"Queremos ir haciendo cambios gradualmente", comentan.