Vinos orgánicos, un negocio de lo más natural
Lentamente se abre paso una tendencia de consumo
En nuestro país conviven viñas que son 100% orgánicas con otras que solamente tienen un porcentaje de su producción bajo este sistema. Los vinos que elaboran son más cotizados en el extranjero que en el mercado nacional.
Fecha de publicación
2018-04-02
Escrito por
Ciro Colombara C.
Un negocio de lo más natural. Eso es lo que buscan una serie de viñas en nuestro país, que en los últimos años han centrado sus esfuerzos en producir vinos que tengan el sello de su tierra de origen a través de procesos amigables con el medio ambiente. El trabajo de estas viñas ha sido arduo. Detrás de cada etiqueta que dice "orgánico" hay un esfuerzo de años, no solo en los campos sino también en otras áreas de la compañía porque esta categoría de productos trae consigo una nueva mirada.
La historia de la viña Odfjell grafica de buena manera lo anterior. Tal como explica Alejandro Abarca, su general manager, "la familia Odfjell, de origen noruego, siempre tuvo entre sus valores el respeto por el medio ambiente. El 2006 comenzamos a explorar esta forma de agricultura en uno de nuestros viñedos hasta que el 2013 completamos el proceso de transición. Hoy, todos nuestros campos son certificados orgánicos. La transición involucró a toda la organización, con un importante impacto en las áreas agrícolas y vinificación".
Otra viña que participa de este mercado es Cono Sur, que desde el año 2000 ha venido desarrollando dicho método para la producción de uva. "Desde entonces, ha sido un continuo proceso de aprendizaje", comenta su gerente agrícola, Gustavo Amenábar. Este profesional agrega que se trata de un sistema que tiene sus complejidades y que demanda mayores tiempos. "Los fertilizantes usados son principalmente enmiendas orgánicas, que son residuos de origen animal y vegetal que adicionados a los suelos mejoran sus características químicas, físicas y biológicas. Todo producto debe estar visado previamente y autorizado para ser aplicado. Se pueden mecanizar algunas labores como el control de malezas, los deshojes, chapodas y las aplicaciones preventivas, por ejemplo".
Más de 20 años de experiencia en este terreno tiene la viña De Martino, que partió en 1997 con el proceso y que en 2001 produjo su primera cosecha orgánica. "¿Qué nos llevó a optar por ese camino? Principalmente tratar de entender bien nuestros propios viñedos e ir en la línea de la agricultura tradicional, esa es nuestra filosofía. Lo anterior significa no trabajar con herbicidas ni utilizar químicos, entre otras cosas", detalla su gerente comercial, Marco Antonio De Martino.
Si bien De Martino cuenta con más de 100 hectáreas certificadas como orgánicas, hay más terrenos donde trabajan bajo ese sistema. "No tenemos certificado todos nuestros campos porque, sinceramente, no le encontramos mucho sentido. Hay una industria detrás de este tema y hay que analizar con pinzas cada paso que uno da. Nuestro campo principal sí tiene una certificación y eso no significa que vendamos todos nuestros vinos como orgánicos. No lo vemos como una diferenciación en términos de marketing, nos interesa por el lado de la calidad que entregan esos productos".
¿Y cuál es el peso que tiene este tipo de agricultura en la categoría vinos? Las cifras que entregan en Odfjell dicen que de un total aproximado de 137 mil hectáreas plantadas con viñedos en Chile (a diciembre 2017), 1.914 hectáreas corresponden a orgánicas. "En los últimos años hemos visto un crecimiento lento pero constante. Adicionalmente, se han sumado nuevos cultivos", detalla Abarca.
Todos los vinos de esta viña son orgánicos, destacando algunos como Armador Cabernet Sauvignon, Orzada Carmenere, Orzada Carignan y el ensamblaje Aliara. "Son productos de calidad premium y muy vibrantes. Son frescos, elegantes, con un estilo marcado por la fruta y elaborados para acompañar una buena mesa".
Para poder comercializar un vino que en su etiqueta diga orgánico, el 100% de sus uvas debe haber sido cultivada bajo ese sistema. "Ahora, en cuanto a las certificaciones, cada país tiene su propia legislación, no existe solo una. En ese sentido, cuando una viña se certifica tiene que buscar que cumpla los estándares de los mercados donde van a estar sus vinos. Creo que es una traba para que más compañías se sumen a la elaboración de este tipo de productos", comenta Marco Antonio De Martino.
Precio y sabor
Desde el punto de vista comercial, la elaboración de este segmento de vinos demanda mayores recursos. Según Marco Antonio De Martino, "el manejo de un viñedo orgánico es mínimo un 25% más caro que uno convencional. Ahora, las viñas grandes tratan de no traspasar esa alza al precio final, algo un poco injusto. Si tienes costos mayores y estás entregando un mejor producto lo más lógico es que el consumidor también tenga que pagar por eso. Desgraciadamente, el mercado no paga lo orgánico".
Para el gerente agrícola de viña Cono Sur, Gustavo Amenábar, "la producción de vinos orgánicos es más cara, partiendo por los tres años que toma que un viñedo pueda ser certificado orgánico. Se trata, en todo caso, de productos más reconocidos y valorados en muchos mercados a nivel mundial, junto con tener un diferencial de precio mayor a los vinos integrados. Están considerados, además, dentro de la categoría Reserva. En cuanto a nuestros productos, contamos con una línea orgánica de 4 vinos: Sauvignon Blanc, Chardonnay, Pinot Noir y Cabernet Sauvignon/Carmenere/Syrah. Sus grandes características son el mayor protagonismo de cada variedad, del clima y tipo de suelo en el que fueron cultivadas".
-¿Y qué pasa con su sabor, varía mucho en relación a los vinos convencionales?
-Sí, varían sustancialmente, aunque puede haber algo de subjetividad en ello. En general son vinos con otros aromas y complejidades organolépticas debido al balance y equilibrio de las parras, la fortaleza de sus raíces, que en definitiva son sus reservas. Éstas, junto a los pocos insumos, les dan un carácter que los diferencia.
En cuanto al valor que le entregan los consumidores a este tipo de productos, Alejandro Abarca, de la viña Odfjell, explica que el mercado está el pleno desarrollo. "Si bien siguen siendo productos de nicho, el consumidor está avanzando rápido hacia productos más saludables. En ese sentido, existe una gran oportunidad para quienes se enfocan en calidad. Por ejemplo, el consumo de productos orgánicos en EE.UU. crece a tasas del 35%". El ejecutivo agrega que Chile tiene condiciones únicas para desarrollar la agricultura orgánica. "Como industria debiéramos impulsar esa oportunidad y posicionarnos como el primer país en producción de vinos orgánicos".
En Cono Sur también proyectan un crecimiento a corto plazo. "En Chile se percibe una mayor conciencia medio ambiental en cuanto a la elección de alimentos. A nivel global claramente hay una mayor conciencia, si bien es más evidente en algunos mercados que otros. Para nosotros, la mayor demanda de línea orgánica es en los países nórdicos, en Canadá y Japón".
En viña De Martino, en tanto, hacen notar algunos desafíos para lograr una mayor penetración de estos productos. "La gente ya asocia al vino como algo bastante natural así que cuesta que haya una valoración extra por el hecho de ser orgánico. A la vez, si bien está la tendencia a cuidar el medio ambiente, no necesariamente se está dispuesto a pagar un poco más por un producto que reduce ese impacto en su elaboración".
En el país hay casi 100 productores registrados
La información sobre la cantidad de viñas con producción orgánica proviene del Servicio Agrícola y Ganadero. Según cuenta Patricio Parra, gerente general I+D de Vinos de Chile, "esos datos son públicos en su web y hablan de 95 operadores registrados como productores de uva vinífera orgánica, más otros en transición. Eso corresponde al número de campos certificados de productores individuales de uva y campos de viñas. Es importante precisar que hay viñas que se dedican 100% a la producción orgánica de vinos y otras que tienen una parte de su producción para ciertas líneas de vino orgánico".
Si bien Parra comenta que es difícil predecir el porcentaje de crecimiento en el futuro, se percibe una tendencia y demanda en diferentes mercados por productos más sustentables desde el punto de vista ambiental, económico y social."En este sentido, es importante seguir trabajando bajo un esquema común que permita posicionar a Chile como un reconocido productor de vinos de calidad, diversos y sustentables. Ya hay avances importantes y ciertamente el Código de Sustentabilidad que tenemos en Vinos de Chile puede seguir jugando un rol clave en dicho objetivo".
"El 2006 comenzamos a explorar esta forma de agricultura", cuenta Abarca.
Esta línea de productos es de calidad premium.
De Martino cuenta con más de 100 hectáreas certificadas como orgánicas.
Los vinos De Martino son un reflejo más puro del terroir.
"La producción de vinos orgánicos tiene un mayor costo ", explica Amenábar.