Sopaipillas se han transformado en negocio redondo
Fábricas de masas le sacan el jugo al invierno
Estos negocios aprovechan también de poner en vitrina otros productos como calzones rotos, arrollados primavera y empanaditas.
Fecha de publicación
2016-08-01
Escrito por
Ciro Colombara C.
300%. Ese envidiable margen de ganancias es el que pueden obtener todos aquellos comerciantes que incorporan las sopaipillas a su stock, un producto que si bien se consume durante todo el año, se vuelve mucho más atractivo en la temporada invernal. Se trata, literalmente, de un negocio redondo y que es capaz de rendir muchos más frutos si a esta oferta se agregan algunos "secuaces" como empanaditas de queso, calzones rotos o arrollados primavera.
En Santiago, uno de los puntos centrales del negocio está en el tradicional barrio Franklin. Es que parte importante de los locales vecinos al Matadero corresponden a fábricas de masas que hoy trabajan a full para satisfacer la demanda de su amplio abanico de clientes.
En el caso de El Palacio de las Empanadas (http://www.elpalaciodelasempanadas.cl), su dueño, Juan Carlos Fernández, comenta que "por un lado tenemos a consumidores finales, que compran principalmente productos de cóctel. Quienes vienen a comprar masas para freír, en tanto, son principalmente comerciantes. Hay distribuidores de regiones que abastecen a negocios de barrio, almaceneros y también gente que vende sopaipillas y empanadas en sus carritos".
-¿Estamos justo en el peak del consumo de estas masas?
-Sí, con un alza muy fuerte en las ventas frente a la temporada de verano. En todos estos años de trayectoria, lo que más hemos llegado a vender en un día son 80 mil sopaipillas. Ahora estamos en torno a las 40 o 50 mil unidades diarias. En el caso de las empanaditas, vendemos unas 12 unidades al día y unos 8 mil arrollados primavera. Acá no hay diferencias para los que compran al detalle o al por mayor, tenemos solo un precio: $45 para la sopaipilla, $100 la empanadita de queso y $130 el arrollado primavera.
-¿Y cómo se mantiene el negocio el resto del año?
-Por un lado está la venta a consumidor final y, por otro, la demanda de regiones. Aquí destaca harto lo que hacen los comerciantes en las playas, son ellos los que vienen a abastecerse de una gran cantidad de masas para ofrecer a todos los veraneantes.
-En el barrio hay mucha competencia. ¿De qué forma logran diferenciarse de todos los otros locales del rubro?
-La gente valora mucho la calidad de nuestros productos. Yo me preocupo de usar ingredientes de primer nivel, como por ejemplo la mejor grasa para las sopaipillas, además de incorporarle un poco de polvos de hornear a la receta y de echarle a la mezcla menos agua para obtener mejores resultados. A mis empanadas, en tanto, les pongo un mayor gramaje de relleno. Junto con lo anterior, hay un elemento destacado en la parte productiva y es que acá trabajamos con todo automatizado, la maquinaria que tenemos hace la diferencia frente a nuestros competidores.
Receta familiar
Masas July es otro de los negocios ubicados en el barrio Franklin. Su historia partió hace cuatro años, de la mano de Rodrigo Gávila y de su señora. "Si bien somos más nuevos que otros competidores, hay que decir que de todas maneras tenemos una gran experiencia ya que hemos estado relacionados con el rubro por más de 13 años. Fueron mis padres quienes partieron en esto y que dieron con algunas recetas que nosotros mantenemos. Lo que nos destaca entonces es esta calidad, los buenos precios y la atención personalizada que entregamos. Por eso tenemos una fiel clientela", cuenta.
Gávila agrega que un porcentaje importante de quienes llegan a su local (http://www.masasjuly.cl) son comerciantes que están aprovechando la temporada alta de las frituras. "Llevan día a día una cantidad importante de sopaipillas y de masas de empanaditas. A eso se suman otros productos, como por ejemplo pizzetas, ya que hay muchos que tienen pequeños hornos en donde las preparan".
-En los últimos años han llegado gran cantidad de extranjeros a Chile, generando algunos cambios en los hábitos de consumo. De hecho, en la calle es posible ver a algunos de ellos vendiendo fajitas o anticuchos, entre otras cosas. ¿Es algo que ha afectado la demanda de sopaipillas?
-Lo que nosotros vemos es que los chilenos están muy abiertos a probar nuevos sabores y que comidas como la peruana y la colombiana han gustado mucho. Eso ha impactado de alguna manera en la venta de frituras clásicas para nuestro paladar como las sopaipillas, que han mantenido estable su demanda a diferencia de lo que pasaba hasta hace algún tiempo. Año a año, nosotros teníamos un alza en las ventas y ahora es algo que se ha mantenido parejo.
-¿Y por qué creen que las sopaipillas tienen tanta aceptación en las calles?
-Porque son un producto sabroso, barato y llenador. Ya sea temprano en la mañana o de vuelta del trabajo, la gente anda con mucha hambre y con un par de monedas es posible comer algo rico que mantiene el estómago lleno hasta sentarse en la mesa a almorzar o cenar.
Rodrigo Gávila destaca el trabajo hecho por los comerciantes, que con gran olfato han sabido mantener cautiva a su clientela dándoles un valor agregado a las masas fritas que venden. "Hasta hace algunos años, uno compraba una sopaipilla y se la tenía que comer así no más. Luego empezaron a ofrecer kétchup y mostaza. Ahora también se le puede agregar pebre, tomate y también un poco de palta. Sin duda se trata de un plus".
Hasta las masas
La Vega Central es otro sector de Santiago que alberga una serie de fábricas de masas. Uno de los locales que destaca allí es Hasta Las Masas (http://www.hastalasmasas.cl), que se apronta a cumplir seis años de funcionamiento. Gonzalo Arce, su dueño, cuenta que "todo partió cuando estaba terminando mi práctica de ingeniería en administración de negocios, tenía muchas ganas de hacer un emprendimiento y tuve la suerte de que mi padre puso los recursos. ¿Por qué elegí el rubro de las masas? Yo ya había estudiado tres años de gastronomía y pensaba que podía marcar ciertas diferencias con los que existía hasta entonces, incorporando por ejemplo panes más elaborados y empanaditas de cóctel más gourmet, con rellenos que fueran verdaderos platos como ají de gallina o lomo saltado. Por supuesto que también había que incorporar las clásicas masas para frituras, porque tienen un gran flujo de ventas. Los chilenos somos muy maseros".
-¿Se ha ampliado mucho la oferta de productos desde que partieron hasta ahora?
-Sí, hemos ido sumando varias cosas. En la actualidad tenemos varios formatos de masas de empanadas -de hojaldre, para la de pino y masa integral-, tres tamaños de masas de sopaipillas, pizzas individuales, calzones rotos y arrollados primavera, entre otros. Todos ellos suben mucho sus ventas en esta época del año, si acá podemos vender por ejemplo 40 mil unidades de sopaipillas al día frente a las 10 mil que vendemos en el verano.
-¿Y qué ha pasado con sus precios?
-Si bien tratamos de no traspasar el alza en los valores de los ingredientes, en el último tiempo ha habido algunos cambios. Por mucho tiempo, la masa de sopaipilla se mantuvo a $35 la unidad y como hace dos años tuvimos que subirla a $40. Como están las cosas, yo creo que el próximo año podría haber otra pequeña alza.
Gonzalo Arce explica que, a pesar de estos aumentos, las sopaipillas siguen siendo un muy buen negocio. "En promedio, los comerciantes las venden a unos $120 o $150 así que el margen de ganancias es bien alto. A la vez, es gusto de todo el mundo y se puede comprar en cualquier esquina. Los carritos se han sofisticado bastante así que ahora la ofrecen incluso con una serie de salsas y acompañamientos".
-¿Ha sido una buena temporada para ustedes?
-Sí, ha sido buena. Sobre todo con temperaturas bajas y con lluvia, la gente compra mucho sopaipillas. También influye la situación del país, como la economía anda lenta las personas están cuidando mucho su dinero y buscan cosas económicas para comer.
"Este rubro es muy activo. Si a los chilenos siempre les han gustado mucho las masas", Gonzalo Arce.
40 mil unidades. Este es el total de masas de sopaipillas que puede vender al día un negocio del rubro.
En el Palacio de las Empanadas producen cerca de 8 mil arrollados al día.
"Acá vienen a abastecerse incluso muchos comerciantes de regiones", dice Fernández.
Gonzalo Arce.
Gávila comenta que las masas fritas son sabrosas, baratas y llenadoras.