Cervezas importadas: un mundo para todos los gustos

Fuerte presencia en botillerías y almacenes

Si bien destacan por su variedad, hay un aspecto no menor: son bebestibles cada vez más considerados para acompañar el almuerzo o la cena.  

Fecha de publicación

2014-10-13

Escrito por


Melissa Forno M. 


Amargas o con más cuerpo para acompañar en comidas, livianas y suaves para refrescar y disfrutar con amigos, por nombrar algunas de las múltiples diferencias que los chilenos pueden encontrar en la gran variedad de cervezas importadas que actualmente se comercializan en Chile, para todos los bolsillos.
Algunos distribuidores o embotelladoras que traen cervezas extranjeras coinciden en la apertura de los chilenos hacia sabores distintos y en la costumbre de tomarla no sólo en momentos de relajo, sino también para ocasiones cotidianas, donde antes se pensaba solo en el vino.
Pese a que algunas marcas importadas tienden a suavizar el amargor característico de algunas europeas para introducirlas en América Latina, específicamente en Chile, los empresarios comentan que las personas lo están empezando a valorar, pese a la preferencia generalizada por las livianas.
Dentro de las premium, está Sol (4,5°), originaria de la cervecería del Salto del Agua en México y relacionada con la independencia del país azteca por ser la primera que se fabricó tras su autonomía. Fue lanzada en junio de 2014 como marca del portafolio de CCU.
El jefe de marketing de Sol, Francisco Beauchemin, la describió como lager, refrescante, de aroma fresco y afrutado y de espuma consistente". Agrega que su sabor es igual a la que se consume en México. En el país se comercializa en formato six pack de botellas de vidrio ($4.390), lo que responde precisamente a su calidad de premium.
Beauchemin comenta que "en los últimos diez años el mercado de las cervezas ha tenido un crecimiento de 5,5% anual". El consumo per cápita, en tanto, es de 41 litros per cápita.
En el mundo de las cervezas importadas que aterrizan en Chile, las más económicas intentan conquistar al público que tradicionalmente ha consumido las nacionales más masivas, compartiendo espacio en las grandes cadenas de supermercados y locales más pequeños. Esta es una de las apuestas de la Importadora Escocia, la cual desde hace aproximadamente cinco años trae a Chile la cerveza Wolters Pilsener, fabricada por la empresa Hofbrauhaus, en la ciudad de Braunschweig, en Alemania.
Al definir las características de esta cerveza rubia de 5,1° alcohólicos, el gerente de ventas de importadora Escocia, Pedro Muñoz, destaca su cuerpo: "Es elaborada en base a agua, cebada y lúpulo, pero sin aditivos como el arroz, a diferencia de otros que se venden en el mercado".
Explica que por su concentración de lúpulo es más amarga que las que tradicionalmente se han consumido en Chile y cumple mejor su función de saciar la sed. "En general, el chileno está empezando a buscar sensaciones diferentes", acotando que esta cerveza la prefieren profesionales jóvenes de alrededor de 25 años.
En tanto, el gerente general de Escocia, Pedro Figueroa, afirma que Wolters Pilsener compite, por precio ($600 pesos), perfectamente con la Cristal, que es la que más se vende en Chile. "En definitiva, llegamos a todos los mercados, se vende en muchas partes". Esta estrategia les ha permitido aumentar un 20% anual las ventas. Como es de esperar, comenta que en verano su consumo se incrementa en, por lo menos, un 100%.
Como un reflejo de la variedad de cervezas importadas que actualmente es posible comprar en el país, Supermercado Diez como punto de venta tradicional ofrece desde las mexicanas Corona (4,5°) o Negra Modelo (5,3°) hasta belgas con más cuerpo y graduación alcohólica, como La Trappe (7°) y Carolus (9,0 °), la más cara del surtido de dicho supermercado, cuyo valor es de $2.490 pesos.
La gerenta de comunicaciones y marketing de la empresa, Ana María Diez, explicó que "antes era la pura lata para ver el partido y ahora el consumidor chileno está cada vez más interesado e informado. Muchos clientes nos escriben pidiéndonos cervezas específicas, de hecho". Agrega que sus trabajadores se han capacitado en el tema para conocer, por ejemplo, que una de las características de las belgas es que se pueden tomar con carnes rojas, como una alternativa al vino. Diez comenta que suele ser el público masculino el que se inclina por las que tienen más cuerpo.
La ejecutiva explica que eventos como el Oktoberfest contribuyeron a que las artesanales abarcaran un mercado distinto e introdujeron una nueva categoría. "Lo cual ha provocado una competencia con las cervezas nacionales, generando que se preocupen de mejorar su calidad".
Junto con las mencionadas, en Supermercado Diez venden las españolas Alhambra (6,4°); Estrella Damn (5,4°) y Mahou (5,5°), que tienden a ser más livianas y parecidas a las nacionales. Además de las alemanas Schoffehofer (5°), Erdinger (5,3°) y Becks (5°); la rusa Arsenalnoye (4,7°); Quilmes, de Argentina (4,9°); la Paceña boliviana (5,2°) y la peruana Cuzqueña (4,8°). A las que se suman las holandesas Breda (5°) y Beer Bear (5°). Estas últimas dentro del rango de las más baratas, a 320 pesos. 







Pascual Ibáñez: "El consumidor sigue prefiriendo cervezas más suaves"




Actualmente Chile tiene un abanico de posibilidades para los interesados en el mundo de las cervezas, pese a que en forma masiva todavía existe cierta preferencia por los sabores tradicionales, menos amargos y livianos.
"El mercado está lleno de cualquier estilo de cervezas que quieras consumir, no falta casi ninguna", dice el sommelier Pascual Ibáñez sobre la gran variedad existente en Chile, aspecto distintivo de su economía abierta al mundo, a diferencia de otros países de la región.
Ibáñez es conocedor de la materia, al punto que imparte cursos específicos de cata de cerveza para un público cada vez más interesado, pero que tiene mucho que aprender. Agrega que "haciendo una suposición, si en Chile hay alrededor de 60 ó 70 sabores distintos, en promedio, el chileno conoce 3 ó 4".
Destaca la existencia tanto de cervezas industriales como las de microcervecerías o artesanales. Entre las importadas resalta las alemanas industriales, que pueden tener un sabor parecido a la Heineken, la Stella Artois, o también las belgas más complejas que se pueden tomar más tibias entre 6° ó 12° grados. "Incluso empiezan a llegar cervezas californianas, que comenzaron como artesanales, pero han crecido, como las Anderson o Ballast Point".
Sin embargo, el maestro agrega que la mayoría de los consumidores no acceden a gran parte de las cervezas importadas porque se comercializan en restaurantes o tiendas especializadas. "El paladar del consumidor nacional sigue prefiriendo cervezas más suaves, en relación al amargor, pero eso no quita que se importen alemanas con un punto suave o dulce". Detalla que las rubias, secas germanas que se importan a Chile, tienen en promedio unos 3, 4 ó 5 puntos más de amargor que las nacionales.
Para entender el tema, el experto explica que si hay aproximadamente 16 ó 20 unidades de amargor en las chilenas, las de origen germano pueden alcanzar entre 22 y 25. "Lo más probable es que las alemanas importadas que ingresan al país tengan menos amargor que la versión que se comercializa en el país europeo".


Sol, de México, entró fuerte en la oferta de CCU.

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Importadora Escocia trae desde Alemania la marca Wolters.

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