Cervezas artesanales apuntan el foco a las botillerías

Aumento en variedades y productores han impulsado la categoría

Claudio Miranda, fundador de Mini Cervecería, un negocio dedicado a la venta de maquinarias e insumos para el rubro, aclara que si bien la venta aún se concentra en bares y restaurantes la idea es seguir explorando otros canales.  

Makarena Zapata R. 

Tras varios años de experiencia en la elaboración de cerveza de carácter industrial para uno de los principales actores del mercado, la pareja conformada por Marjorie Osorio y Claudio Miranda, ex jefe de producción y analista de laboratorio, respectivamente, se toparon casi por casualidad con un concepto de consumo prácticamente desconocido hace una década. Una realidad que actualmente contrasta con el buen desarrollo y posicionamiento de una serie de productores, marcas y variedades de cervezas de origen más bien artesanal.
Según explica Miranda, el interés por dicho segmento de consumo y productos partió más bien como una inquietud por hacer algo distinto en el rubro. "Empecé a investigar cuáles eran las diferencias entre los procesos artesanales y los industriales y bueno, las diferencias saltaron a la vista rápidamente. En paralelo partí con unas primeras pruebas de elaboración de cerveza artesanal en mi casa hasta que decidí viajar a Buenos Aires para especializarme aún más en el tema. Sin embargo, con todo ese conocimiento a cuestas, entendí que la verdadera necesidad iba no iba por el lado de elaborar cervezas artesanales sino que abastecer al mercado de implementos e insumos para hacer crecer este nicho".
Y con esa meta entre ceja y ceja, ambos socios iniciaron las primeras actividades de Mini Cervecería (http://www.minicervecería.cl), un negocio que fue pionero en la importación y venta de distintos artículos para la elaboración de cervezas artesanales tales como: ollas, tapadores de botellas, termómetros, densímetros y máquinas dispensadoras, entre tantos otros. Eso, además de un buen catálogo de insumos, pasando por distintas variedades de levaduras, maltas y lúpulos que en general, provienen de Alemania, Inglaterra, Bélgica y Estados Unidos.
"También partimos con clases y todo tipo de cursos porque, en un principio, los principales interesados en la producción de este tipo de fermentados eran personas con ganas de emprender. De allí en adelante tuvimos una larga tarea en cuanto a educar e instar a mejorar los procesos de producción para así, lograr que la cerveza artesanal pudiera ganarse un espacio entre los consumidores. Una apuesta que recién se masificó y profesionalizó hace unos seis años cuando finalmente se empezaron a potenciar cualidades como aroma, sabor y la diferenciación en cuanto a insumos, que son las principales cartas que tiene la cerveza artesanal para competir con una industrial", aclara Miranda.
-¿Cuál es el escenario actual de las cervezas artesanales?
-Con la profesionalización de los procesos, que incluyen el uso de equipamiento de acero inoxidable para evitar cualquier tipo de contaminación, entre otros avances, vino un auge exponencial de marcas y variedades de cervezas. Actualmente, la rotación debe ser de al menos de unas 500 variedades ya que además de las clásicas también se han desarrollado algunas más bien frutales, otras cítricas y unas más fuertes con hasta 10 grados de alcohol. En cuanto a canales de venta, estos productos se encuentran principalmente en restaurantes pero de a poco han empezado a llamar la atención de botillerías, donde aún falta mucho por crecer y explorar.
-¿Y cómo se vislumbra el desarrollo de este tipo de fermentados en el mercado?
-Chile ha tenido un comportamiento muy similar al que ocurrió en Estados Unidos con respecto a los inicios de la cerveza artesanal donde, si bien partió tímidamente, en el 2014 ya manejaba el 11% del mercado. Por supuesto, aún estamos en pañales con respecto al tema, pero estamos seguros que las cifras no harán otra cosa que aumentar, ya que los productores cada vez están más preocupados de mejorar la calidad y, sobre todo, de ofrecer cervezas con valor agregado a través de innovaciones en las recetas, ya sea por nuevos tipos de lúpulos o maltas.

"Aún estamos en pañales con este tema", plantea Miranda.

Los insumos son la base del negocio.