Un vino de campo con el mismísimo Mandinga

Decidido a rescatar las raíces de la producción artesanal familiar

Carlos Quiñones es la cabeza del negocio cuya producción lleva su apodo.  

Fecha de publicación

2014-02-24

Escrito por


Roberto Riveros R. 


Cuando era pequeño, Carlos Quiñones era un niño inquieto y maldadoso, por ocupar calificativos suaves. A los 8 años de edad, jugaba tiernamente a los indios, hacía flechas con un paraguas y mataba gallinas. A los 14 dejó encerrados a los trabajadores de la viña familiar en un galpón, para ir a una fiesta a la que no lo dejaban ir. "No había forma de tranquilizarme. Por eso, para no agarrarme a garabatos, me llamaron Mandinga, como se le dice al diablo en el campo".
Han pasado los años y Carlos es hoy la cabeza de la viña ubicada en Romeral, Curicó, VII Región, que a raíz de otra curiosa historia, bautizó a su producción de vinos y licores con el nombre de Mandinga.
"Por las venas de mi familia corre vino y no sangre. Todo esto partió con mi abuelo, quien llegó muy joven desde España arrancando de la revolución. Comenzó a trabajar de peón en el campo hasta llegar a administrador y luego dueño del predio. De ahí en adelante nuestra familia ha estado vinculada al vino, pasando por una quiebra hasta que yo me hice cargo. Ahí dejamos de hacer vinos para entregar a granel a las grandes empresas vitivinícolas y comenzamos a producirlo con marca propia, de la forma en que lo hacía mi abuelo: sin conservantes ni levaduras agregadas, trabajando solo en madera", detalla Quiñones (www.vinosmandinga.cl).
-¿Por qué lo bautizan así?
-Fue por accidente. Cuando comenzamos a producir bajo el concepto de un proyecto llamado "En recuperación de las raíces del vino", vinieron dos funcionarios de gobierno desde Santiago a certificarnos, entonces llegaron al campo preguntando por Carlos Quiñones. Nadie sabía a quién se referían, hasta que alguien dice: "Ah, pero si ese huevón es el Mandinga". Si gran parte de las marcas tienen nombre de santos, alguien debía equilibrar las cosas, jajajá.
-¿Cuántos productos tienen?
-Tenemos varias clases de vinos: De Misa, reserva Late harvets, reserva Sangre huasa, Cabernet, entre otros y licores como amaretto, chocolate al ron, naranja, limón, café, banana, menta blanca, pasas al ron, coco, frambuesa, vainilla, aloe vera, y otros que están en la cacerola terminándose de coser, jajajá.
-¿Qué tan grande es la producción?
-Nuestra producción es pequeña, es la única forma de seguir siendo artesanales. Hacemos unas 12.000 botellas de vino al año y una cifra similar de licores.
-¿Cuáles son sus canales de distribución y venta?
-Somos una "viña boutique", vendemos directo en eventos, ferias, por internet o en nuestras bodegas y también directamente a instituciones. Tenemos proyectos de pronto, expandirnos a Santiago y la Quinta Región.


Quiñones se puso a la cabeza de una tradición familiar.

Quiñones se puso a la cabeza de una tradición familiar.

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