Renata combina su trabajo como ingeniera con su emprendimiento

Su gran pasión por la cocina la llevó a elaborar marshmallows artesanales

Fluffy Marshmallows es el negocio que esta profesional maneja desde su casa una vez que sale de su trabajo y así puede equilibrar las dos cosas que más disfruta de la vida.  

Fecha de publicación

2016-05-02

Escrito por


Makarena Zapata R. 


"Desde chica que el tema de la cocina me llevó a meter las manos en la masa y ya de más grande, cuando entré a estudiar ingeniería en la Universidad de Chile, seguí tomando cursos de repostería en paralelo porque cocinar me ayudaba a palear el stress. Y así, bien metida en las recetas y esas cosas, aprendí a preparar un montón de dulces hasta que me animé a probar con una receta de marshmallows o sustancias, como también se le conocen, para darle a probar a mi pololo. Le encantaron, quedo completamente fascinado".
Así describe Renata Faccilongo cómo fue que empezó a experimentar con una receta que, pese a jamás haber trabajado, vio la luz en la cocina de su departamento casi de inmediato. Entusiasmada y con afán de hacer algo distinto a la oferta clásica de las grandes marcas que elaboran estas golosinas, esta ingeniera fanática de lo culinario se la jugó por innovar. Quería saborizar de forma natural sus marshmallows y entre tantos insumos, empezó nuevamente a experimentar qué cosa quedaba mejor con qué.
"La primera partida con sabor que hice fue una de vainilla y quedó espectacular. Claro, el proceso era un poco más complicado porque hay que fijarse aún más en temas como la temperatura, textura y nivel de batido que necesitan estas sustancias porque al final le estamos añadiendo un ingrediente extra a la receta que, a veces, puede no quedar bien con la preparación en general para que los marshmallows sigan quedando esponjosos y blanditos. Después hice de mantequilla de maní, maracuyá, oreo, miel, chocolate, almendra y el de tiramisú", agrega esta ingeniera.
Esos fueron las circunstancias que vieron nacer los primeros pasos de Fluffy Marshmallows, un emprendimiento artesanal que encontró sus primeros clientes en algunos colegas de Renata, quien trabaja en una empresa de videojuegos. "Resulta que empecé a llevar mis sustancias al trabajo y ellos fueron los que me alentaron para que los empezara a vender. Después de eso inventé el nombre, una amiga me diseñó el logo y creé el Facebook en donde empecé a darme a conocer. Con eso me llegaron más clientes y ya la explosión de las ventas vino cuando participé en la feria La Repostera", remata.
-¿Y qué ha sido lo más difícil al momento de poder tener tu propio negocio?
-Creo que emprender se ha ido transformado es una responsabilidad súper linda porque al principio le tenía cero fe a mis marshmallows. Como que uno no se cree el cuento y eso puede jugar en contra a veces, pero siento que lo más complicado es el tema de ponerse a tono con todos los trámites que se tienen que hacer para poder establecerse de forma seria. O sea, sacar la resolución sanitaria a través del posicionamiento como microempresa familiar, aprender de contabilidad, administración y un montón de temas más que uno no maneja al principio pero en general, ha sido una experiencia llena de satisfacciones.
-¿Qué planes tienes para Fluffy Marshmallows?
-Me gustaría poder seguir creciendo porque me he dado cuenta que a la gente le causa mucha alegría e incluso nostalgia probar mis sustancias. Como que se acuerdan del dulce que comían cuando eran chicos y eso me da un montón de satisfacciones. Sin embargo, aún me queda mucho camino por recorrer porque me gustaría hacer de Fluffy Marshmallows (igual nombre en Facebook) un negocio serio y con varias proyecciones para seguir sorprendiendo a mis clientes.


"Como que uno no se cree el cuento", afirma Renata Faccilongo.

"Como que uno no se cree el cuento", afirma Renata Faccilongo.

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