De una profunda amistad surgió una gran heladería
Helados York hace historia en Playa Ancha desde 1974
Bernabé Galindo Díaz es el dueño de esta tradicional fábrica. Heredó el negocio de su mejor amigo, quien falleció de cáncer.
Fecha de publicación
2016-02-08
Escrito por
Rodrigo Sepúlveda S.
Curiosamente, su apego al pasado es lo que mantiene más vigente que nunca a los Helados York de Valparaíso.
Lo explica su dueño desde hace 35 años, Bernabé Galindo Díaz: "Pienso que nos hemos mantenido durante tanto tiempo porque hemos sido fieles a una forma artesanal de preparar los helados. Trabajamos desde siempre los mismos sabores, con las mismas materias primas. Son productos muy simples, hechos 100% de leche y sin ningún tratamiento moderno como las grandes marcas. Nuestros helados están como en el pasado, de los tiempos en que el vendedor andaba con el termo al hombro, encaramándose en los cerros y tocando el cuerno para avisar a la gente que llegaba".
La historia de estos populares helados artesanales partió en 1974, de la mano de Hernán Bensa Hardy, quien creó la fábrica.
Don Bernabé, como lo conocen sus clientes del sector de Playa Ancha, tomó la posta del negocio en 1981, cuando Bensa, su mejor amigo, le vendió la empresa para irse a Estados Unidos. "Para mí fue súper natural seguir con el negocio. Toda mi vida he estado ligado al tema de los helados. Antes trabajaba como vendedor de Bresler. Mi amistad con Hernán comenzó por el tema de los helados. Él falleció al poco tiempo, de cáncer. La nuestra no era una amistad de farra ni de tomatera, era una amistad que surgió de la pega. Antes de morir él me dijo '¿sabe qué, compadre? Usted fue el único amigo que tuve en la vida'", relata.
La clientela de Helados York viene de las primeras épocas de la empresa, pero también se han ido sumando las nuevas generaciones de porteños y quienes adoptaron a la ciudad como hogar. "Tengo clientes que se fueron a vivir al extranjero, vuelven después de una chorrera de años y dicen que los helados están igualitos; eso les encanta. A los jóvenes les gustan mucho porque son simples (de sabores básicos como chocolate, vainilla o coco) y son baratos, no más de $300 pesos". Su popularidad hace rato que se expendió. Hoy distribuye a Quillota, Calera y otras ciudades de la región. Sin recordar el número exacto, don Bernabé calcula a vuelo de pájaro que sus 25 distribuidores deben manejar, por lo bajo, unos 30 locales donde ubican sus productos. "Debo producir unos 15 mil a 20 mil helados diarios. Es harto trabajo".
El futuro, sin embargo, no está del todo claro para don Bernabé. Con siete hijos, y cada uno con proyectos personales, el devenir de la empresa es una hoja todavía en blanco. "Este es un negocio familiar, pero la cosa se vuelve complicada así. No sé qué va a pasar con el negocio después de mí".
-¿Cómo vence la estacionalidad de las ventas, don Bernabé?
-En el rubro tenemos un dicho muy antiguo: el invierno es cruel. Pero ahora igual se vende algo durante los meses fríos. Antes eso era impensado. Si alguien pasaba tomándose un helado en invierno, lo empapelaban a tallas. Igual hay que aprovechar con todo el verano. Prácticamente no tenemos descanso. No hay horarios ni domingos libres. Pero me gusta, toda mi vida he hecho lo mismo. Además arreglamos la sala de venta de la fábrica (ubicada en Levarte 779, Playa Ancha), así que las personas que van también pueden sentarse a tomar una bebida y comer algo. Así la cosa es más rentable en invierno.
25 son aproximadamente los distribuidores de los HeladosYork.
"Tenemos un dicho muy antiguo: el invierno es cruel", dice Galindo.
En York producen unos 15.000 a 20.000 helados diarios, según Bernabé Galindo.