Decidió emprender cuando estaba en el hospital
Doña Eva escuchó de otra paciente la receta para hacer chilenitos
Partió en 1995 con una variedad de dulces y hoy ofrece también alfajores y empolvados. Muchos de sus clientes son cafeterías y minimarkets de Buin.
Fecha de publicación
2015-10-05
Escrito por
Makarena Zapata R.
"Emprendí simplemente porque con mi marido no nos alcanzaba la plata para llegar a fin de mes. Siempre he sido dueña de casa, él trabaja en la construcción y tenemos tres hijos. Para ayudarlo vendía huevos o cubos de hielo entre los vecinos del pasaje. Estuve así por años, pero no fue hasta que terminé hospitalizada por una pancreatitis aguda que encontré la idea para montar mi negocio definitivo".
Así cuenta Eva Vivanco bajo qué circunstancias recibió una receta que la convertiría en una dulce emprendedora. Es que al interior de una sala de un hospital, y en medio de una conversación entre otras mujeres también internadas, aprovechó de escuchar atentamente y memorizar todos los pasos para hacer chilenitos caseros. "Al volver a casa, hice memoria y repliqué paso por paso todo lo que había escuchado. Me quedaron exquisitos los chilenitos así que partí vendiéndolos en mi pasaje a 30 pesos, por ahí por 1995. Después, uno de mis hijos ingresó a kinder y una de las mamás del centro de padres me preguntó si podía preparar 500 dulces para unas Fiestas Patrias. Me achunché entera y estuve a punto de decir que no por falta de capacidad y recursos".
Como un verdadero golpe de suerte, su esposo le comentó que en su trabajo habían dado de baja un horno industrial que apenas funcionaba y decidieron llevarlo a casa. Tras un par de ajustes quedó listo para trabajar. "Sin ese horno no podría haber hecho nada porque la cocina de mi casa era diminuta. Luego de ese gran pedido, la gente empezó a correr la voz acá en Buin sobre la calidad de mis chilenitos y partieron los pedidos. Así nació Dulces con sabor a Eva.
-¿Y qué pasó después?
-Sacrifiqué un huerto que tenía en el patio para instalar un pequeño taller. En ese tiempo, también llegué Fundación Banigualdad, donde me prestaron $100.000 para darle un primer empujoncito a la implementación del taller. Ahora, mi sueño más grande fue haberme ganado un Sercotec. Con esa plata pude comprar gran parte del equipamiento que necesitaba. En todo caso, aún tengo ese horno que recogimos con mi marido. Es como de la suerte.
-¿Y en estos años ha ampliado su oferta de productos?
-Sí, además de los chilenitos también reparto alfajores y empolvados a varios locales, cafeterías y minimarkets de Buin y Alto Jahuel. Eso, además de atender a particulares que llegan por dato para consumo personal o hacer miniaturas para cócteles y eventos (teléfono 8-5126687).
"Poco a poco se ha corrido la voz en Buin sobre la calidad de mis productos"
Eva Vivanco
Este es el horno regalón de Eva. Con él hizo su primer gran pedido.
Todos los productos mantienen un toque artesanal.