Su apodo fue la base de un exitoso carrito de comida

El "Monkey" partió hace 5 años con su negocio

José Ignacio Salas les dio un giro a los clásicos hot dogs, incorporando acompañamientos novedosos. Más tarde sumó a su oferta hamburguesas y fajitas.  

Fecha de publicación

2015-07-27

Escrito por


Makarena Zapata R. 


"Siempre me ha gustado salir y pasarla bien con mis amigos pero como a muchos universitarios les pasa, las lucas no siempre rinden para todo lo que uno quiere hacer. En todo caso, en lugar de achacarme empecé a buscar soluciones con lo que tenía a mano. En mi casa había relación con los negocios ya que mi papá importaba carros para caballos, lanchas y casas rodantes; y mi mamá tenía una empresa de decoración".
Así resume José Ignacio Salas cómo fue desarrollando una idea para montar un emprendimiento en donde lo único que tenía claro es que debía estar relacionado con la comida salada. Se puso en campaña reduciendo sus gastos y ahorrando. También le pidió a su papá que le vendiera una de sus casas rodantes, la que decoró con la ayuda de su madre.
"Ya con la casa rodante en mis manos, me di cuenta de dos cosas. Una, que quería darle una vuelta al clásico hot dog, hacerlo más rico y con acompañamientos que fueran distintos a la palta y el tomate. Segundo, que mi negocio sería un carro de comida rápida que mostrara parte de mi identidad y como mis compañeros de colegio toda la vida me han apodado "Monkey" (mono en inglés) decidí ponerle MonkeyDog", agrega.
El siguiente paso fue probar los nuevos acompañamientos que, en primera instancia, fueron sugeridos por sus amigos y familiares. Probó con cebolla caramelizada, mayonesa con ciboulette, pimiento morrón al olivo y distintas salsas de queso. "Ya con las recetas definidas agarré mi carrito y me fui a Pucón un verano, algo que sucedió hace comocinco años. Compré los ingredientes en un supermercado y mi primera apertura a público fue afuera de una discotheque. Yo preparaba los completos y mi polola de ese tiempo atendía la caja", recuerda José Ignacio Salas.
-¿Y qué tal te fue?
-Saqué como 300 mil de ganancias y así pasé ese verano, Después hice las movidas para participar de una feria de decoración y poco a poco me fui haciendo conocido en los eventos. Amplié el menú al incluir fajitas y hamburguesas y también participé en Mysteryland y en el Lollapalooza con hartos clientes, que sirvió para ahorrar y comprar un segundo carrito MonkeyDog. Como estudié ingeniera comercial en la Andrés Bello y allá valoran el que uno emprenda, me dieron la posibilidad de instalarme en uno de sus campus. Me tomó varios años afianzarme, pero seguí creciendo y ganando experiencia hasta que mi mamá se asoció conmigo para poner el primer restaurante MonkeyDog (http://www.monkeydog.cl) que abrió hace mes y medio.
-La familia ha sido gran apoyo, entonces.
-Ahora sí, pero en más de una ocasión me aconsejaron que dejara mi carrito porque no le veían un futuro rentable y yo nunca quise hacerlo. Me quedé porque sentí que era algo mío. No fue fácil partir y he pasado uno que otro dolor de cabeza, como una vez en que me falló el cálculo para un evento, compré 6.000 vienesas y terminé vendiendo solo 1.500. No hallaba qué hacer, pero a puros porrazos he aprendido, sobre todo ahora que compré un tercer carrito. Es bien difícil ser independiente porque hay que despedirse de hartas cosas: fines de semana, vacaciones y tiempo libre pero hay pequeños triunfos que solo encuentro acá. Esas cosas son las que me dan ganas de seguir trabajando.


"Quería incorporar acompañamientos distintos para los hot dogs", dice Salas.

"Quería incorporar acompañamientos distintos para los hot dogs", dice Salas.

"Desde chico me decían "Monkey" así que decidí usar ese nombre para bautizar mi emprendimiento", cuenta José Ignacio.

"Desde chico me decían "Monkey" así que decidí usar ese nombre para bautizar mi emprendimiento", cuenta José Ignacio.

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