"Más que clientes, tengo fanáticos del ají"
Marco Camacho y su historia de negocio:
Este emprendedor, que incluso abrió un museo dedicado al ají, cuenta que algunas personas hasta le piden autógrafos cuando compran sus productos.
Fecha de publicación
2015-06-15
Escrito por
Makarena Zapata R.
"Siempre he sido un fanático empedernido del ají. Crecí con ese gustito por lo picante, por el ají chileno y tuve la suerte de trabajar por 20 años en una empresa que me dio la oportunidad de visitar varias ferias en el extranjero. Y recién ahí fue donde conocí el verdadero mercado del ají. Había variedades con sabores: unos dulces y otros terriblemente picantes pero todo bajo el contexto de una fiesta. Te daban muestras, ajíes, había música. Era otro mundo".
Así cuenta Marco Camacho cómo se prendó aún más de este producto, impulsándolo a seguir perfeccionando sus pastas y salsas que preparaba para sazonar sus comidas favoritas y que compartía con sus compañeros de trabajo durante los almuerzos. Fue así, de hecho, como llegaron los primeros encargos y empezó a tomar forma su negocio. "Yo me consolidé con dos variedades. Una era una pasta que llamé Naranjo Andino y que tenía rocoto y ají cristal. La otra era la Criolla Ahumada, un concentrado de ají cacho de cabra. Ambas las preparaba en la cocina del departamento familiar y como tenían etiqueta y una bonita presentación, me inscribí en una feria de la comuna de Ñuñoa. Llevé 500 frasquitos un viernes y para el sábado en la mañana ya no tenía nada", rememora.
Ese fue el puntapié inicial de Salsas Decamacho (http://www.decamacho.cl) negocio que partió formalmente en el 2007 y que lo llevó un tiempo después a mudarse a Lampa, donde comenzó a plantar hasta 14 variedades de ají para seguir creando nuevas salsas. "Me inscribí en Indap, ProChile y en todas las entidades que pudieran ayudarme. Fue difícil, tenía cuatro hijos, pero de tanto participar en ferias la gente me fue conociendo y hoy mis productos se venden hasta en los aeropuertos. Incluso, hoy es uno de los más vendidos en la Expo Milán".
-¿Qué cosas has podido lograr gracias a este emprendimiento?
-Más allá de las cosas económicas, me gusta ver el reconocimiento que he podido lograr y ese orgullo sano de saber que hay clubes Decamacho en países como Australia y Brasil. Siento que no tengo clientes sino fanáticos porque hasta me han pedido autógrafos cuando compran mis productos. En un momento se me ocurrió la idea de levantar un Museo del Ají en mi casa y lo pude concretar. Hacía tours con extranjeros, les mostraba el proceso de las salsas y les daba degustaciones.
Marco Camacho cuenta que después de un tiempo decidió cerrar este museo. "Pasa que se empezó a correr la voz de esta iniciativa y mucha gente venía a la casa, llegaba en cualquier momento y a veces yo no estaba. Me dio un poco de miedo, por el tema de la delincuencia, así que finalmente dejé de lado esto".
-¿Y cómo ve el mercado del ají en Chile?
-Recién se está desarrollando y yo que espero siga creciendo porque se trata de una especia que tiene grandes beneficios. Es antiestrés, reduce las grasas, es anticancerígeno, regenerador hepático y hasta tiene un leve efecto antiedad, por el mismo calor que provoca en la cara cuando uno lo come.
Estos productos vienen de perilla para cualquier asado.
"El mercado del ají recién se está desarrollando en Chile", dice Camacho.