Una picada cafetera entre frutas y verduras

Jorge González montó una pequeña cafetería en el mercado Tirso de Molina

En el local es posible probar sabrosas tortas y postres. Uno de los más apetecidos es el suspiro limeño hecho con Oporto.  

Melissa Forno M. 

La vida da muchas vueltas y eso lo tiene más que claro Jorge González Contreras. Tras tener que dejar su trabajo de más de una década como gerente de producción de General Motors en Arica -debido a la crisis económica que en los 80 afectó al país- decidió emprender varios negocios. Primero aprovechó sus conocimientos como ingeniero mecánico para poner un garaje y luego armó con su ex mujer un negocio de quesos que todavía existe en el mercado Tirso de Molina.
Si bien posteriormente pasó por un par de emprendimientos más relacionados con su especialidad de ingeniería, al final decidió volver a crear un proyecto ligado a este mercado, pensando en retomar la venta de quesos "porque era el rubro que más conocía", cuenta Jorge.
"Cuando se iba a demoler el Tirso de Molina para construir las instalaciones actuales, dieron la opción de congelar la patente a los que no aceptaron la ubicación provisoria. Cuando tuve la intenciones de reabrir, me encontré con que mi patente estaba caducada". Después de mucho patalear, consiguió finalmente una patente pero de cafetería. "No se podían vender quesos en el segundo piso. Por esto siempre digo que poner una cafetería no fue una decisión mía, fue del municipio".
Así partió, a mediados de 2012, de "Café, Café y Algo Más", donde además de la oferta cafetera es posible disfrutar de variadas tortas y postres. "Algunas de las cosas que tiene gran éxito son la torta de biscocho -que se elabora con la receta de la familia de mi pareja, Soledad- y el suspiro limeño, que hacemos con Oporto y que preparamos en el horno que diseñé y que tiene la particularidad de funcionar a leña y gas".
-¿Qué tipo de proyectos tiene para el local?
-Una idea es tratar de generar una alianza con las cocinerías del Tirso de Molina para que, luego de que sus clientes almuercen, les ofrezcan un descuento en nuestro negocio. De esta forma, el segundo piso del mercado se podría posicionar como un lugar de encuentro.

La cafetería lleva dos años y medio funcionando.