Pastas artesanales fueron la llave maestra para emprender

Ana María Covili se especializó en los fettuccini de colores

Durante su preparación les agrega distintas verduras como zanahoria, acelga, tomate y betarraga para obtener coloridos resultados.  

Fecha de publicación

2014-05-05

Escrito por


Makarena Zapata R. 


Como buena descendiente italiana Ana María Covili creció rodeada de antiquísimas recetas para preparar polenta, piernas de cerdo ahumado y coloridas pastas artesanales que sus mismos familiares amasaban a pulso para agasajar a sus invitados. Así, y en un intento por conocer el origen de todas estas tradiciones y experiencias fue como a los 21 años viajó desde Capitán Pastene, en la Novena Región, hasta la mismísima Italia para reconectarse con sus raíces.
"Estuve siete años en Italia y pese a que no sabía ni freír un huevo cuando llegué, aprendí de a poco a tomarle el gusto a la preparación de las pastas. Me fui encariñando y especializando más y más hasta que decidí que ya era hora de volver a país, pero como allá tampoco había estudiado nada llegó un momento en donde me vi llena de deudas y sin un peso. Lo pensé en frío y claro, no me quedaba otra que armar un negocio con lo único que sabía hacer bien: las pastas".
Esos fueron los primeros pasos de la fábrica y restaurante de pastas Anita Covili, que lleva más de diez años atendiendo a los comensales de Capitán Pastene y sus alrededores. Tal como lo cuenta esta emprendedora, todo partió en un salón de la casa familiar que les pidió prestado a sus papás para comenzar a cocinar y a preparar sus propias recetas para después abrir una picá de pastas artesanales.
"Fue súper difícil. Súper, súper difícil. Al principio vendía mis pastas a amigos, cercanos y ellos se empezaron a pasar la voz. Después me llamaban para ocupar mis pastas en eventos y matrimonios hasta que abrí mi restaurante, que no era más que picá de pastas. Ahí podían pasar varios días seguidos hasta que alguien entrara a pedir un plato. El negocio era súper inestable y estuve así por harto tiempo hasta que pude agarrar vuelo y sacar el negocio desde la casa de mis papas".
-¿Y qué pasó después?
-Crecí y armé mi propia fábrica y restaurante de pastas porque ya era bien conocida y el negocio estaba rindiendo como nunca. Hice una nueva carta de salsas y rellenos además de capacitar a tres de mis vecinas en la elaboración de pastas que son de fettuccini, ravioles, ñoquis, lasaña y cappelletti. Lo entretenido es que mis fettuccini son de colores porque en la masa, que se logra con huevo, harina y harta maniobra manual, agrego distintos tipos de verduras, semillas e incluso mariscos. Hago fettuccini de chocolate, betarraga, zanahoria, avellana, acelga, orégano, tomate y uno de tinta de calamar que es de color negro y tiene un intenso sabor a mariscos.


"Mi negocio ha crecido porque me he preocupado de ofrecer los mejores alimentos", dice Covili.

"Mi negocio ha crecido porque me he preocupado de ofrecer los mejores alimentos", dice Covili.

El equipo se capacitó para hacer ravioles, ñoquis y lasaña.

El equipo se capacitó para hacer ravioles, ñoquis y lasaña.

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