Gladys Alcaíno, una gran promotora de los frutos del mar

Dice que nuestras costas son privilegiadas

Esta comerciante lleva más de medio siglo ofreciendo pescados y mariscos en la tradicional feria libre de Santa María.  

Fecha de publicación

2013-09-23

Escrito por


Juan Pablo Rioseco D. 




Doña Gladys Alcaíno se instala todos los jueves y domingos del año en la cola oriente de la Feria Santa María (Avenida Santa María muy cerca del Puente del Arzobispo, Providencia) a deslumbrar a caseros, turistas y mirones con los más variados productos de la costa nacional. Distinguida entre los feriantes por su infalible talento con el doble filo, se autodenomina la más experimentada mujer en el arte de la pescadería, talento que le ha permitido pasar de mover un carretón con caballos a comprarse una casa en la playa, otro carro pescadero, un buen vehículo e incluso pagarse un viaje a Europa.
-¿Y qué tal los mariscos por Europa?
-Nada muy especial, si no hay como el mar de Chile. En Italia venden almejas del porte de una uña, ni comparadas con las almejas gorditas que salen acá. Y el salmón chileno cuesta quince mil pesos, imagínese. Si por eso cuando vienen los gringos se van de piquero al Mercado.
Todo comenzó en 1960, cuando a los quince años se casó con el Negro Villa, hijo de una de las familias herederas de las tradicionales "cañadas", que en 1938 recibió con algarabía el reconocimiento estatal de las Ferias Libres. "Desde esos años que me levanto a las tres o cuatro de la mañana para ir al Terminal Pesquero. Hay días que almuerzo a las siete de la tarde. Pero más allá de esos detalles puedo reconocer que es cierto cuando dicen que al que madruga, Dios le ayuda", afirma.
Desde que falleció su marido, ella ha recibido la ayuda de su hijo José, quien no titubea al exigir a los cuatro vientos que "la feria libre de Santa María debiera ser nombrada Patrimonio Social y Cultural, para que a nadie nunca se le ocurra moverla de acá". Y razones tienen de sobra para lograr este reconocimiento. En medio siglo de labores, su madre ha abastecido regularmente de mariscos y pescados a connotados personajes. "Vienen famosos a comprarnos pescado, gracias a la ubicación que tenemos. Pero lo más importante es que hay mucha gente desconocida que come y vive gracias a lo que la feria les deja. Niños del Mapocho, gente que baja de los cerros, los pescadores, los agricultores. Algunos creen que ya desaparecieron, pero siguen estando. Ellos siempre van a necesitar de la feria para seguir viviendo", explica la distinguida mujer.
-¿Y cómo le fue con el pescado en Fiestas Patrias?
-No me quejo, aunque uno ve que para esa fechas la gente come carne como si no lo hiciera nunca y se les olvida que tenemos el mar. Si por eso, una vez me puse con el carro en las fondas del Parque O' Higgins y vendí cualquier pescado frito y empanada. Lo hice en una oportunidad no más porque uno trabaja mucho y al final de cuentas gana poco. Entonces, mejor seguir en lo mío nomás.
 


"Hay mucha gente para la cual las ferias libres son trascendentales", dice Gladys.

"Hay mucha gente para la cual las ferias libres son trascendentales", dice Gladys.

Gladys cuenta con con vital ayuda para realizar su trabajo.

Gladys cuenta con con vital ayuda para realizar su trabajo.

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