A Catalina Vallejos apenas le cabe una cama de una plaza

La ex "Calle 7" tiene una pieza ultra enana

Cuenta que se fue a vivir sola por seis meses y que cuando volvió, su habitación antigua, la más grande, ya estaba ocupada.  

Wilhem Krause 

La siguiente historia es una fábula de las consecuencias de una emancipación impulsiva. Sus protagonistas son Catalina Vallejos, la ex participante de "Calle 7", su madre Cecilia Sepúlveda, y sus hermanos. Y todo se desarrolla entre Manuel Montt y Lo Barnechea.
La chica, tras un encontrón con sus padres, abandonó el hogar. Pilló un departamento en Manuel Montt "que era bacán, con living, pieza y no era para nada caro, costaba 180 mil pesos mensuales y gastos comunes de 30 mil. Muy pagable". Ella feliz lo decoró a su pinta: "Era bacán vivir sola".
Pero después de unos seis meses los dulces placeres de la independencia se tornaron amargos. "Es que los echaba mucho de menos, me había enojado por una tontera no más".
-Es caro vivir sola tan joven.
-Sí, de todas maneras. Yo estaba trabajando para la teleserie "Aquí mando yo", pero sentía que igual podía pasar cualquier cosa. Yo ya estaba hablando con mis papás, mi mamá incluso me iba a ver a mi departamento y era como un gastadero de plata porque sí, así que dije que iba a volver.
Ahora retrocedamos en el tiempo: unos 10 años atrás, cuando la familia Sepúlveda-Vallejos se mudó a la casa en la que viven hasta hoy en Lo Barnechea. En ese entonces, la asignación de piezas para los cuatro hijos privilegiaba al sexo femenino. "Son cuatro niños y la pieza mejor, la más luminosa, era para la niñita. No es que yo sea feminista, pero es que las niñas se pintan y los hombres son más prácticos, y salen de la pieza y tienen menos horarios", explica Cecilia, la madre de Vallejos.
Volvamos a la historia. Cecilia esperó dos semanas a que Vallejos volviera de su aventura independiente. "No pasó nada y mis hijos me decían '¿mamá, esa pieza quién la va a ocupar?' Y yo dije 'ocúpenla', así que uno de los mayores se fue para allá. La decoró a su pinta. Cuando la Cata volvió yo le dije 'obviamente no voy a sacar a tu hermano porque volviste, así que tienes de opción la pieza de servicio o el escritorio', y ella se quedó con el escritorio, que es una pieza chiquita".
-Es ultra enana.
-Sí, olvídate. Es chiquitita, chiquitita. Ella tiene un montón de cosas, entonces yo tengo que hacer malabares: los zapatos y la ropa se los tengo en otro clóset. Pero quería que ella supiera lo que es estar más reducida, porque tomó un paso muy grande de irse de la casa y no podía ser todo fácil para ella.
-No es un castigo.
-No, nos llevamos el descueve. Yo obviamente no podía castigar a mis otros hijos y decirles 'oye, llegó tu hermana, desocúpame la pieza'. No es justo tampoco. Ella se adaptó súper bien.
-Apenas entra la cama.
-Justamente. Es una cama de una plaza. Yo incluso quería ponerle una cama más grande, pero la pieza le habría quedado demasiado chica, porque necesitaba un mueble al lado.
Catalina sabe que se irá a vivir sola en unos años más, pero no aún. "Por mis papás me quedaría toda mi vida ahí. Cuando tenga un trabajo estable quizás, porque uno también necesita su independencia. Igual vivir sola fue una buena experiencia".
-¿La pieza tan chica no te molesta para hacer cosas?
-No, para nada. De hecho estoy más en la pieza de mi mamá que en la mía. A la mía sólo voy a dormir.

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Madre e hija decoran juntas
Han decorado su casa en democracia. "Es que tenemos los gustos súper parecidos", dice Vallejos. El principal aporte de Catalina tiene que ver con ambientar cada espacio de la casa familiar con un estilo distinto: "La terraza es más tranquila, el living es más moderno y mi pieza es hippie chic". Claro que su estilo no se remite a ambientar los lugares, sino que a darles una impronta personal a los sillones. "Siempre me pregunta cómo darles toques a los cojines; entonces nos gusta mezclar cosas como el animal print con otras cosas de toques más modernos".

Esta es la pieza ultra chica de Catalina.