"En mi taller, las espuelas viven todo el año"
Mario Santana, artesano de gran experiencia
Es parte de la tercera generación de su familia que se dedica a este oficio. Pone a prueba sus productos en las competencias de rodeo en las que participa todos los fines de semana.
Fecha de publicación
2013-09-02
Escrito por
Makarena Zapata R.
Asta, pihuelo y rodaja. Esas son las tres partes que componen una espuela de competición corralera y con las cuales creció Mario Santana, nieto e hijo de Ramón y Mario respectivamente, dos de los espueleros con mayor tradición en el país. Todos reconocidos por la calidad, hechura y detalles que martillean a mano en cada par de espuelas que comercializan al público.
"Siempre respeté el oficio que aprendí de mi familia y, por lo mismo, no fue hasta que se retiraron que me puse el poncho para continuar con el legado familiar. De chico pasaba metido curioseando en el taller y fue ahí cuando me di cuenta que tenía dedos para el piano porque nunca me llamó la atención hacer otra cosa. Quería dedicar la vida a hacer artículos cuyo valor fuese único y perpetuar un legado que cada vez cuesta más mantener en pie", cuenta Santana, de 57 años.
Con ese único objetivo por delante, este microempresario arregló su casa de Recoleta para convertirla en un taller espuelero. Adaptó el patio, consiguió todas las herramientas y se puso a trabajar con los fierros al rojo vivo para luego, a pulso, darle forma a cada una de estas tres partes. Pero eso no fue todo, ya que este oriundo de Chillán decidió completar el círculo y poner a prueba sus espuelas en cada competencia de rodeo en la que participa todos los fines de semana en Santiago.
"El huaso no es solo el que aparece durante septiembre. Debe ser una identidad asociada a un deporte que se cultiva durante todo el año y, si soy espuelero, debo saber de primera mano cómo perfeccionar, usar y recomendar mis creaciones a los clientes. En este mes es donde se da un alza de las ventas y trabajo a full con otros colaboradores porque estimo vender unos 30 pares de espuelas. Eso, además de las reparaciones que hago durante todo el año", remata.
Mario Santana comenta que en la actualidad "el común de la gente piensa que la espuela es una parte de la vestimenta del huaso chileno que solo se dedica a bailar cueca, pero no es así del todo. Su principal misión la cumple en el rodeo y es como aplicarle la máxima potencia a un caballo. Es un instrumento de fierro que se viene ocupando hace siglos ya que un golpe suave con la espuela es capaz de indicarle al animal que tiene que estar atento y hacia dónde tiene que ir a buscar la vaca.
-¿Cuánto se puede demorar en hacer un par de ellas?
-Acá todo depende de lo que quiera el cliente porque pueden ser desde 15 días hasta un mes. El material de las espuelas finas es básicamente rodajas de riel que se deben calentar hasta temperaturas extremas para luego darles forma y eso se hace a puro martillo, sierra y lima. Lo que pasa es que yo no ocupo moldes ni tampoco hago un trabajo a escala en donde se obtiene un producto de serie. Este es un trabajo que implica mucha paciencia, cariño y dedicación a la artesanía en espuelas (Teléfono de contacto: 26251521)
-¿Y entre qué montos van sus precios?
-Van desde los 180 mil a los 280 mil pesos pero tengo hasta de un millón de pesos porque son espuelas chapeadas en plata, que tienen un recubrimiento de este material. En todas se puede elegir hasta seis tipos de tallado a mano de pihuelo y eso es lo que hace la diferencia frente a otros artesanos que solo se dedican a hacer folclore. En mi taller, las espuelas viven todo el año. Tienen su temporada fuerte entre septiembre y el mes de abril, que es cuando finaliza el Champion de rodeo.
"Adapté parte de mi casa para convertirla en un taller", cuenta Santana.
Los precios de las espuelas van entre los 180 mil y 280 mil pesos.