Valentina Toro cuenta cómo vivió la devastadora tormenta en Buenos Aires que dejó muertos y heridos

La karateca había viajado a presenciar un concierto de un rapero argentino

La chilena se encontró con árboles gigantes en el suelo, ventanales destruidos y sus planes turísticos hasta ahí no más llegaron.

La karateca Valentina Toro (23) llegó el jueves a Buenos Aires, junto a su pololo, el también karateca Joaquín González (24). La idea de la pareja era asistir al concierto del rapero argentino Isy A, pero la fuerte tormenta que asoló la ciudad durante el fin se semana echó abajo sus planes, porque la presentación del músico fue suspendida.

Los fuertes vientos, calculados en 140 k/h, derrumbaron una techumbre de un polideportivo en la localidad de Bahía Blanca, donde fallecieron 13 personas y otras 14 quedaron heridas, según informes preliminares. Hubo otra víctima en Moreno, una mujer que fue golpeada por un árbol. Las instalaciones de la fiesta Bresh también fueron afectadas.

La flamante campeona panamericana, en categoría 55 kilos, aprovechó de recorrer la ciudad y el sábado, cuando empezaron las malas condiciones del tiempo, prefirió acostarse temprano para estar como tuna para el concierto. Al levantarse, el domingo, se encontró con la devastación.

"El sábado nos acostamos temprano, no salimos de fiesta, porque al día siguiente teníamos el concierto. Nos quedamos dormidos como a las 2 de la mañana, pero no sentimos nada. Despertamos y nos fuimos a tomar desayuno, tipo 10 de la mañana, porque estábamos en un departamento Airbnb, en el sector de Palermo. Ahí recién cachamos que había mucha lluvia y que se habían caído todos los árboles. Comenzamos a ver videos y nos dimos cuenta de que había quedado la embarrada, incluso súper cerca de nuestro departamento, pero nosotros dormimos profundamente. Tenemos el sueño muy pesado o el departamento era muy bueno. Fue muy raro que no hubiéramos escuchado nada", explicó la deportista.

¿Y qué pasó con sus panoramas?

"Luego supimos que se iba a cancelar el concierto. El día se compuso, pero las condiciones en todos los lugares eran terribles. Se cortó la luz y hubo mucho destrozo. La zona de control del aeropuerto, Jorge Newbery, que es donde tomamos el vuelo de vuelta, tenía los vidrios rotos. Ahí quedó la embarrada. Brigido. Por suerte, tomamos el avión como con 30 minutos de atraso. Llegamos recién (14 horas), pero hablamos con un conocido que está varado. Tenía vuelo a las cinco de la mañana y quizás lo tome a las cinco de la tarde".

¿Llovía muy fuerte?

"El sábado cuando nos fuimos a acostar caían unas gotas, pero no era tanta la lluvia, el problema era el viento, que llegó a 140 kilómetros por hora. En la mañana estaba lloviendo un poco, pero los árboles estaban todos en el piso, algunos encima de los autos. Tomamos un taxi y pasamos por un parque, y era una locura, la verdad. Mucho árbol gigante, con tremendos troncos, en el suelo".

¿Qué decía la gente?

"Todos estaban muy sorprendidos. Pregunté si pasaba siempre y me dijeron que no. Habíamos pensado ir a la fiesta de la Bresh, pero al final no fuimos porque al día siguiente era el concierto e íbamos a quedar cansados. Menos mal que no fuimos porque se cayó el escenario. Nosotros habíamos ido el año pasado y la encontramos buenísima, aparte que es mucho más barata que en Chile".

¿El taxista les recomendó algo?

"Que no camináramos por los parques porque se podían seguir cayendo los árboles y que nos quedáramos en el departamento. Igual estaba con la ilusión del concierto, pero al final se canceló. No hicimos nada y nos quedamos en el departamento".

¿Y el concierto se suspendió por la tormenta?

"Sí, por razones climáticas. Se reprogramó para el martes, pero yo no podía quedarme. Ese día me opero de la vista. Tengo miopía y astigmatismo desde los siete años. Uso mucho lentes de contacto, pero para pelear tengo que estar mejor de la vista".

Valentina Toro, antes de la tormenta, alcanzó a recorrer algunos sectores de Buenos Aires.

La deportista estuvo acompañada por su pololo, Joaquín González, que también es karateca